_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La felicidad

Jorge M. Reverte

Hay un debate sobre la felicidad.Savater, que es el centro (no de la felicidad, del debate), dice que la felicidad es un estado que se refiere al pasado. La felicidad es, pues, re construcción, un confortante y pasajero estado que se nutre de acciones detenidas.

Un grupo de lacanianos discute también en Madrid sobre la jerarquía entre placer y verdad. La verdad, en muchos casos, es antagónica al placer. La busca del placer puede engañamos si olvidamos la otra.

Madrid discute sobre la felicidad y el placer. Sobre el pasado y la ocultación. Madrid es en estos días una ciudad en la que confluyen las mas ásperas luchas sociales y políticas con las meditaciones, los debates, sobre aquello que los seres humanos decimos apreciar durante los fines de semana.

Sobre los rescoldos de la huelga general se entabla un discurso que no puede ser más pertinente. El placer ¿es la negación de la bronca, de la lucha, de las posiciones encontradas? La felicidad ¿es posible cuando lo que está en juego es la forma en que cada cual considera que puede estar en una sociedad?

La felicidad es pasado, la busca del placer un desvío. La única manera de encontrar la felicidad es buscar la coherencia de nuestros actos. El placer sólo aparece cuando el mundo cuadra por un momento. Lo genuino de ambas cosas es resultado de una casualidad. Y la casual¡dad aparece más probable cuando la coherencia, la rectitud son más profundos.

Querer ser libre, intentar ser honrado, actuar en función de esa cosas no proporciona placer, y deja al albur del futuro la gesta de haber conseguido la felicidad.

Es posible que esta ciudad d broncas, de placeres, nunca sea feliz. Pero es posible que se mantenga como una ciudad libre, viva. Si sigue pensando y sigue en la bronca.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_