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Sin gallegos

La Xunta estudia, entre otras medidas para fomentar la natalidad, emplear a los objetores como 'canguros'

Manuel Rivas

Cada año que pasa hay menos gallegos. Galicia registra el proceso de envejecimiento demográfico más intenso de Europa y la tasa de natalidad es, según algunos estudios, la más baja del mundo. La pirámide se va invirtiendo. En 1981 vivían en Galicia 2.753.836 personas. En la actualidad, y en curva decreciente, 2.720.445. Hay muchos municipios del interior donde la mayoría de la población tiene más de 60 años y donde casi no hay nacimientos. La Xunta considera "grave y muy preocupante" la situación. Dentro del programa para incentivar la natalidad, una de las medidas más llamativas es el posible empleo como canguros de los jóvenes que rechacen cumplir el servicio militar.Mañuela L. Besteiro, 52 años, nacida en Castrosende (Lugo), casada y con tres hijos, antigua maestra nacional e inspectora jefa de Educación, es la primera mujer que forma parte de un gobierno gallego. Manuel Fraga, que siempre se refiere a ella con el afable tratamiento de "doña Manolita", la puso al frente de la recien creada consejería de Familia, Mujer y Juventud. Hay un objetivo prioritario en este departamento: incentivar la natalidad y recuperar "el valor de la familia". Las señales del alarma estadística han llegado a los despachos y conmocionado al presidente, que en sus últimos discursos suele introducir llamamientos a las parejas gallegas para que tengan "no uno, ni dos, sino tres hijos". En el calor de un debate parlamentario, y después de ser acusado de reducir el papel de la mujer a potencial parturienta, Fraga ilustró la problemática situación de la tasa de fecundidad con una sentencia:

"Los que quieren no pueden y los que pueden no quieren".

De no. producirse una inversión en la tendencia, y por explicarlo gráficamente, el último gallego podría apagar la luz en el año 2400. "Galicia sufre y disfruta a la vez las ventajas y desventajas de la incorporación a los países desarrollados", dice Manuela Besteiro, y la baja en la tasa de natalidad es una de esas manifestaciones. Pero seguramente, en nuestro país, la evolución fue más drástica y más espectacular, porque el salto de la familia patriarcal de base agraria a la nuclear urbana se hizo en muy poco tiempo".

La emigración, que en el pasado desangró Galicia, ya no es la causa de la caída del censo. A principios de siglo, con emigración y todo, la población gallega representaba el 11% del total español. En la actualidad ronda el 6%. La tasa de crecimiento vegetativo es negat¡va (-2). La población envejece y cada vez hay menos niños. En 1985 se registraron 28.427 nacimientos. En 199 1, la cifra cayó a 21.867. Y sigue disminuyendo. La tasa de natalidad (tanto por ciento entre nacidos vivos y población) es de 0,7% frente al 1,2% de la medida europea. El Finisterre del Finisterre

Los sociólogos destacan que, paradójicamente, los dos países de mayor tradición católica, Italia y España, son los que presentan las más bajas tasas de natalidad en el mundo. La paradoja se acentúa en Galicia, caracterizada como conservadora católica, donde la tasa está por debajo de la media española. "Galicia es el Finisterre del Finisterre", dice el sociólogo Miguel Cancio, "y la transición del modelo rural al industrial se ha producido en forma de cataclismo para la familia tradicional".

Al otro lado del Miño, en un sorprendente contraste, el norte de Portugal tiene una de las poblaciones más jóvenes de Euro pa. Mientras tanto, en las provincias de Lugo y Orense, la población mayor de 65 años se si túa en el 22%. En el otrora bien proporcionado tapiz demográfico que era Galicia hay amplias comarcas de la zona oriental que se despueblan. Como explica el director del Instituto Gallego de Estadística, Xosé A. Campo, "los grandes desplazamientos de población ya no son de Galicia hacia el exterior, sino de las comarcas interiores hacia la costa atlántica".

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Cada mañana, a hora bien temprana, Teresa Rey recibe en su despacho una carpeta con fotocopias e informes que envía un remitente de excepción. Los temas giran sobre una obsesión: ¿cómo relanzar el núcleo familiar y fomentar la natalidad? Teresa Rey, casada y con dos hijos, formada en Santiago y Oxford, es el brazo derecho de doña Manolita como directora general de Familia. El remitente de los informes es el: propio Manuel Fraga: "El retroceso demográfico es muy preocupante" explica Teresa Rey. "Galicia está envejecida. El futuro está comprometido sin relevo generacional. Desde el punto de vista económico pensamos en el sostenimiento de las pensiones, en la carencia de mano de obra...". ¿Y la inmigración? La Galicia emigrante podría ahora ser receptora de gentes de otros países más pobres. "Los inmigrantes pueden paliar esta situación, pero, sin ser racistas, entendemos que no es la única salida. Nuestro objetivo primordial es recuperar el valor de la familia".

La familia es la mejor escuela y hay que apoyarla, ponerla en alza", recalca, con verdadera fe en su misión, Teresa Rey, quien habla con cierta añoranza de la tradicional familia campesina, en la que, a modo de clan, convivían varias generaciones y había una continuidad cultural entre abuelos y nietos. "El sentido de pertenencia a un pueblo y a una cultura tienen en la. relación familiar su mejor transmisor. Esto se está perdiendo". la directora general de Familia insiste en que el marco de estas iniciativas debe ser "el respeto a la libertad individual".

El sentido hedonista

Aparte de razones socioeconómicas, Teresa Rey atribuye la renuncia a tener hijos por parte de las mujeres al actual "sentido hedonista". (Según el diccionario, el hedonismo "es la doctrina que considera el placer cómo fin supremo de la vida"). "La mujer no se resigna a perder parcelas para dedicarlas al nacimiento de un hijo". Crear las condiciones para que "el tener hijos se convierta en un deseable futuro" es el norte de la política gubernamental.

Según la Xunta, algunas de las medidas más importantes, como un tratamiento fiscal más favorable a la familia, dependen de la Administración central. Pero en la autonomía, la ambición del objetivo final contrasta con la limitación presupuestaria, 16.000 millones para todas las áreas de la consejería. El reducido presupuesto obliga por ahora a aplazar una medida considerada fundamental por el departamento, la de crear nuevas guarderías y adecuar su funcionamiento al horario laboral. Entre los proyectos más originales para aplicar a medio plazo, según revela Teresa Rey, la Xunta estudia la posibilidad de dar ocupación a los insumisos como canguros.

Doña Manuela, barones y varones

"Manuela Besteiro es una profesional muy limitada por el estrechísimo guión político que le marcan los barones del PP", dice, desde la oposición, Pilar García Negro, diputada del Bloque Nacionalista Galego, quien en la pasada legislatura destacó por el número de ¡niciativas relacionadas con la igualdad de la mujer. Reconoce, no obstante, que Besteiro "tiene un nivel mayor que los varones conservadores". Para la oposición, la nueva consejería es un lote en el reparto de poder entre los barones del PP, del que saldría favorecido Francisco Cacharro Pardo."Es una medida de imagen que contrasta con la dura realidad", opina García Negro. "En la Xunta no hay claridad conceptual ni voluntad para afrontar los problemas de la mujer y la caída de la natalidad". Y pone como ejemplo la ausencia de inversiones para guarderías.

La parlamentaria feminista y nacionalista coincide en definir como "alarmante" el retroceso demográfico y considera necesario crear las condiciones para el alza de la natalidad, pero no a costa de "la minusvalía social de la mujer". "Existe la tentación de volver a -un modelo reaccionario, que supone para la mujer la renuncia a un futuro laboral digno y a la realización personal".

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