Chris Broyd,

un programador de ordenadores londinense aficionado al juego, siempre soñó con ganar a la ruleta, y después de tres años de pensarlo reunió todos los ahorros de su vida, 145.000 libras (30.696.500 pesetas), hizo las maletas y emprendió viaje a Las Vegas, en Estados Unidos. Su intención era convertir en realidad su sueño: saltar la banca en un casino de esa ciudad de Estados Unidos con una sola apuesta, informaban los diarios londinenses.Tras negociaciones con varios casinos, que no querían aceptar la apuesta, consiguió que el Binion's Horseshoe Casino levantara el límite de 1,00.000 dólares que tenía fijado y le permitiera jugar de una sola vez todo su dinero.

Broyd se dirigió vestido de esmoquin, sin mostrar ningún nerviosismo, hasta la mesa de ruleta reservada para él en el casino, que estaba rodeada de algunos espectadores que ignoraban la magnitud de la apuesta. Tras pedir al crupier dos tiradas de prueba, colocó su única ficha sobre el color rojo y dijo: "Adelante". La ruleta giró, el crupier arrojó la bola y los segundos de tensión comenzaron hasta que éste cantó: "Siete, impar y rojo". Broyd no pronunció ninguna palabra; "su cara se puso del mismo color que el del número afortunado", comentó Steve Albright, uno de los directores del casino; se levantó de la mesa y se dirigió hasta la caja para cobrar su premio. En menos de un minuto, su dinero se había doblado y su sueño hecho realidad.

Los intentos de los diarios populares británicos para localizar a Boyd han resultado inútiles. Según el The Daily Mirror, la última vez que se le vio fue cuando, pocos minutos después de haber ganado, pagó la factura del hotel del casino y lo abandonó llevando una maleta negra.-