El frente conservador formado por Segni y la Liga Norte pone en duda la candidatura de Berlusconi

PERU EGURBIDE El ex democristiano Mario Segni, que acumuló un importante prestigio personal como pionero de la reforma M sistema político italiano, a través de los referendos, cerró ayer un acuerdo programático con la Liga Norte que dará paso a un pacto electoral, con Segni como candidato para la presidencia del próximo Gobierno.. El acuerdo deja momentáneamente en suspenso el nuevo mapa de la derecha italiana, ya que ayer no se sabía aún si el paso era el "mílagro" de unidad exigido la víspera por el empresario Silvio Berlusconi para renunciar a presentarse como candidato.

Tampoco era seguro que el Partido Popular Italiano (PPI), fundado el pasado sábado y que según un sondeo publicado ayer recogería más del 90% de los votos de la disuelta Democracia Cristiana (DC), se sintiera integrado en el acuerdo alcanzado por Segni, aunque su líder, Mino Martinazzoli, considerara favorable la aproximación al centro de una Liga, que, dijo, "ha extraviado el federalismo," Un indicio favorable a la integración de al menos parte de los populares es que en la entrevista que mantuvo con el portavoz de los diputados de la Liga, Roberto Maroni -y no con el líder de dicho movimiento, Umberto Bossi-, Segni estuvo asistido por el filósofo Rocco Butiglione, próximo al Papa Juan Pablo II y exponente del ala del PPI afín al movimiento católico Comunión y Liberación, partidario del pacto con la Liga Norte.

En su primera reacción al acuerdo, Martinazzoli no fue más allá de desear que Segni "siga persiguiendo" un objetivo centrista "que deje fuera los transformismos y extremismos" y de recordar que no es imaginable que un programa de Gobierno sea algo neutral respecto a las fuerzas políticas que deberían sostenerlo", lo que sugiere que le disgustan las fuerzas del pacto propuesto.

Bloque de derechas

La confirmación de este gran bloque de la derecha que dejaría fuera sólo al Movimiento Social Italiano (MSI) provocaría, además, la escisión de la izquierda popular del Véneto, ya que su líder, Rosy Bindi, ha proclamado que ella no irá a las elecciones "ni con Bossi ni con Berlusconi"

Pero también la Liga dio ayer síntomas de zozobra ante un compromiso por el que el movimiento lombardo de protesta, que durante años ha tenido como único contenido programático un acendrado federalismo, suscribió ayer un comunicado que inicia así: La República Italiana es una e indivisible".

Tras años de crecer a fuerza de definirse tanto de izquierda como de derecha, de denunciar la corrupción del sistema y protestar contra "el pasteleo de los políticos", Bossi ha tenido que encuadrarse en la derecha, buscar la colaboración de personajes tan ligados al viejo sistema como Berlusconi y llegar a pactos que relegan sus principios fundamentales. Y todo ello por la simple razón de que las elecciones municipales del pasado mes de diciembre demostraron que, con el sistema electoral mayoritario, el partido que se presenta aislado pierde.

Así se entiende que, a las ocho de la noche de ayer, cuando el texto del acuerdo alcanzado por Segni y Maroni había sido ya distribuido, Bossi irrumpiera con una inesperada amenaza: "Ese documento es válido sólo si se escribe en él que la próxima legislatura será constituyente", tronó. "Para nosotros, el federalismo sigue siendo irrenunciable".

Pero la salida de Bossi sonó propagandística, ya que su exigencia concreta no era un problema. La próxima legislatura italiana está llamada a sentar las bases de la Segunda República y tendrá que ser constituyente. Un portavoz de Segni respondió de inmediato que la mención se añadirá. "También Martinazzoli quiere que la próxima legislatura sea constituyente", dijo.

Para entonces, Bossi había sembrado un buen número de bravatas orientadas a calmar a los lombardistas más exaltados. "La Liga vive la feliz coyuntura de poder vencer a todos, incluso sola, incluso con una mano atada a la espalda. Pero tenemos que decidir qué haremos de mayores, y tener en cuenta que la Liga tiene varias almas", declaró.Tras el acuerdo alcanzado ayer con Segni, el federalismo de Bossi ha quedado en principio reducido a un sistema de autonomías que tenderá "al máximo posible de autogobierno" para lograr "una auténtica superación del centralismo del Estado".

Otro punto destacado del programa acordado por Marlo Segni y Roberto Maroni es la introducción de la elección directa del primer ministro. Mino Martinazzoli ha reiterado que él está en contra, pero Segni dijo ayer que el líder del PPI está ahora de acuerdo.