El fracaso dél diálogo
La huelga es el resultado de a crispación social que Felipe González ha provocado con el fracaso del "diálogo social" que tan insistentemente había prometido a lo largo de la pasada campaña electoral. A la falta de voluntad negociadora, ha de añadirse la ausencia de tacto que ha rodeado las relaciones del Gobierno con los sindicatos.El último ejemplo ha ido el pleno de las Cortes el pasado día 20, en el que se debatieron las enmiendas a la totalidades del proyecto de ley de reforma el Estatuto de los Trabajadores. Si la prudencia, y sí lo hizo constar el Grupo Popular, aconsejaba retrasarlo, al Gobierno no le importó que apareciera la imagen de un Parlamento enfrentado con los sindicatos y con una parte de la sociedad española.
La huelga responde a una crispación social propiciada por el Gobierno pero, en una. situación de crisis como la actual, es contraproducente para los intereses de la sociedad en general. Son los mismos intereses que requieren un "nuevo" modelo de relaciones laborales que haga nuestra economía competitiva y similar al modelo que funciona en el resto de la Unión Europea.
¿Responde el modelo del Gobierno a estos propósitos? Desde nuestro punto de vista, tiene enormes lagunas, que será necesario corregir para conseguir unas relaciones laborales equilibradas. Al mismo tiempo, requiere un consenso que el Gobierno ha sido incapaz de lograr y sin el cual es imposible poner en marchas las nuevas relaciones basadas en la cooperación y no en la confrontación.