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Los comunistas de Vietnam se reúnen para analizar la apertura política

Juan Jesús Aznárez

EL Partido Comunista de Vietnam abrió ayer una conferencia de seis días para analizar el proceso de apertura emprendida desde que el inicio del proceso de demoronamiento de la URSS alteró sustancialmente el mapa indochino, y actualizar el trato dispensado a la inversión extranjera. El comunismo vietnamita, cuya solvencia en batalla conocieron la Legión Francesa, los marines estadounidenses, las guerrillas camboyanas o los regimientos chinos, cierra así filas hoy contra un enemigo más emboscado: los excesos, limitaciones y complejidades de la liberalización. Esta reunión partidista, comparada por su importancia con los congresos de periodicidad quinquenal, se celebra en Hanoi.Los empresarios de Japón, Taiwan, Hong Kong, Corea del Sur, Francia o Australia ya llegaron a esta nación de 72 millones de habitantes, siete millones d ellos mutilados de guerra o baldados por la desnutrición, que en tres años de liberalización económica ha avanzado más que en 15 de enclaustramiento. Los ejecutivos norteamericanos, al borde del ataque de nervios en los hoteles de Saigón o Danang, imploran a su presidente, Bill Clinton, un levantamiento del embargo establecido tras la derrota militar de 1975. La decisión parece próxima.

La dirección comunista, con un ojo puesto en la envidiable y más desarrollada experiencia china, pretende la convivencia de la economía de mercado y una filosofía política que teóricamente combina componentes marxistas-leninistas con reflexiones de Ho Chi Minh, el héroe independentista, pero que en la práctica se asemeja a un sistema de gestión que no admite bromas. En este momento del proceso vietnamita, las manifestaciones callejeras contra la corrupción, el nepotismo o la carestía que en la primavera de 1989 ocuparon las avenidas de Pekín y fueron disueltas a tiros son impensables, aunque estos fenómenos también se sufren.

Represión política

Pese a que el comunismo de 1994 es menos doctrinario que el establecido hace 20 años a bayonetazos, la tortura y la persecución por razones políticas continúan siendo prácticas habituales, según los grupos pro derechos humanos.La meta, silenciando a quienes propongan otras, es la misma que la intentada desde hace 15 años por el Partido Comunista hino (PCCh): apuntalar la dictadura con el desarrollo económico de un país de menos de 3. 000 pesetas de renta per cápita mensual que, aunque consiguio autoabastecerse de arroz, necesita 40.000 millones de dólares (45 billones de pesetas) para entrar en el siglo XXI doblando su actual riqueza. El primer ministro, Vo Van Kiet, en su reciente informe de Gobierno a la Asamblea Nacional, aseguró que Vietnam "mantiene la estabilidad política" y ha superado la crisis de los pasados años.

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