La adhesión
Soy bilingüe. Y, siguiendo a Lázaro Carreter en uno de los párrafos de su discurso de aceptación del Premio Blanquerna, debo tener en el alma una cavidad donde resuenen únicamente las palabras de mi lengua materna. Las palabras de la otra deben, supongo, flotar en un limbo de orfandad indeterminado. Bien: de todo eso, que forma parte de la retórica esencialista de la que ni los más brillantes lingüistas consiguen desprenderse, deduce el señor Lázaro que la adhesión sentimental a dos lenguas es axiomáticamente imposible. No hay corazones locos en este pleito. Respeto la monogamia de Lázaro. Sin embargo, más allá de la retórica, lo que me cuesta admitir es que puedan establecerse adhesiones sentimentales a una lengua. En este punto me siento como el usuario corriente de la moneda corriente: cuando utilizo un duro no me tiemblan las piernas ni se-me-sube-se-me- sube- se-meba a... la sangre por todo el cuerpo: doy el duro y recibo la prenda.Por el contrario, sí creo que pueden establecerse adhesiones sentimentales a una cultura. Creo, además, que se deben establecer y que es, a la: larga, el único vínculo positivo y eficaz que uno puede establecer con la cultura. Con las culturas. Por problemas técnicos y durante muchos años fue dificil para los españoles para todos los españoles adherirse sentimentalmente a la cultura catalana. Y ahora, en Cataluña, hay problemas técnicos que dificultan a los catalanes su adhesión sentimental a la, cultura castellana. Lo dificultoso, antes -sigue costando, pero menos-, era expandir que Planes uno de los grandes prosistas de Europa; lo dificultoso, ahora, es expandir en Cataluña que Galdós es un absoluto gigante. Todo lo e más es menudencia esencialista. Camuflaje. Puro fetichismo: legítimo, con su lugar en los manuales. Retó rica de sex-shop, en fin.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
La policía registra varios domicilios y las oficinas de la ministra francesa Rachida Dati por otro presunto caso de corrupción
Un tribunal envía a la cárcel a los exministros Luis Fernando Velasco y Ricardo Bonilla por el entramado de la UNGRD
Sheinbaum pide que se revise la constitucionalidad de la ley de paridad de San Luis Potosí
La muerte de la jueza ‘influencer’ que denunció acoso laboral estremece a Colombia
Lo más visto
- Los hijos de Isak Andic negocian un acuerdo para pagar 27 millones a la pareja del empresario y cerrar el conflicto por el legado
- La población de pumas de la Patagonia se dispara gracias a una presa inesperada: los pingüinos
- Irene Escolar: “Si la gente se droga es porque encuentra en ello una anestesia que necesita. Negarlo es absurdo”
- El Supremo ordena al ex fiscal general el pago de la multa y la indemnización a la pareja de Ayuso que le impuso al condenarle
- Carlos Alcaraz y Ferrero rompen tras siete años: “Llegan tiempos de cambio para los dos”




























































