El Gobierno utilizará al PSOE y buscará el apoyo del Congreso para contrarrestar la huelga general
El Gobierno se amparará en el PSOE -en todas sus organizaciones provinciales- y en el Parlamento -con la previsión del apoyo del 93% de los diputados- para, defender su reforma laboral y, de manera indirecta, contrarrestar los argumentós de los sindicatos para convocar una huelga general el día 27. Así se ha decidido en la ejecutiva del partido celebrada anteanoche, presidida por el secretario general, Felipe González, cuya plasmación práctica empezó ayer con una reumon con los responsables de economía del PSOE para que expliquen, "dentro y fuera del partido" la supuesta bondad de la reforma.
Una certeza reina ya en las filas socialistas: después de la huelga no,habrá rectificación de las medidas gubernamentales. De manera indirecta lo expresó ayer el ministro de Trabajo, José Antonio Grifián, al decir que el'Gobierno no va a establecer un diálogo bipartito con los sindicatos después de la huelga, con el argumento de que no serviría para nada si no están de acuerdo con todos los implicados. Sólo habría cambios si estuvieran de. acuerd o los sindicatos y los empresarios, dijo Griñán con tortoy gesto ostensiblemente escépticos. . Los socialistas no quieren hablar de campana contra la huelga, pero lo cierto es que ya está .diseñada. Su principal baza es no hablar de ella. Desde ahora y hasta el día de la protesta, los socialistas se prodigarán en explicaciones que extiendan la idea de que el motivo formal de la, huelga carece de sentido porque las reformas tienen como objetivo "crear empleo".El ministro de Trabajo, José Antonio Griñán, y el responsable de economía del PSOE, Francisco Fernández Marugán., comparecieron ayer juntos paria defender la reforma laboral del Gobierno y compitieron en elogios hacia ella.
Apoyo del partido
La prueba de que el partido apoya al Gobierno la aportó ayer Fernández Marugán al señalar que tales medidas son de todo el partido porque ya se incluían., aunque sin precisión, en el programa electoral del pasado mes de junio., "Al PSOE corresponde la explicación de la reforma tánto en el seno del partido com0 hacia la sociedad", dijo Fernández Marugán. Para ño dejar dudas, Marugán remachó: "El PSOE siempre apoya y ayuda al Gobierno, y, en esta ocasión, tisdos los cargos públicos vamos a explicar en positivo la reforma, porque no es suficientemente conocida por la sociedad".
Mientras el miembro de la ejecutiva y el ministro de Trabajo comparecían ante los medios de comunicación el secretario de Estado de Empleo, Marcos Peña, en una sala contigua, comunicaba a los responsables de economía del partido el contenido exacto de las medidas y despejaba las dudas que formulaban estos cuadros del partido que tienen como misión trasmitirla en sus propias regiones y transmitirlas a la sociedad. Los sociafistas extremeños han empezado ya su propia explicación editando folletos sobre las medidas fundamentales de esta reforma.Tanto Grifián como Marcos Peña tuvieron que esforzarse especialmente en despejar algunos de los temores que presentaron los cuadros del PSOE en relación con el contrato de aprendizaje, considerado un auténtico despropósito por los sindicatos. Griñán les explicó que tal modalidad de contrato está concebido exclusivamente para jóvenes que no superen los 25 años y no tengan cualificación profesional.
El ministro desveló que son muchas las quejas que están llegando al Gobierno en el sentido de que se deja desamparado a un amplio sector de población con edad superior a 25 años, que también carece de capacitación profesional, por lo que el Gobierno estudia medidas para ese colectivo.
Poco a poco se irá desgranando la idea de que la huelga no ayuda en absoluto a la recuperación económica de España por la imagen de inestabilidad que puede producir en los inversores. Así lo ha manifestado González, y así será repetido por los ministros y los dirigentes del PSOE.
No obstante, el cierre de filas en el partido sobre este asunto y el respaldo mayoritario del Parlamento, con la excepción de Izquierda Unida, como se apreciará mañana en el debate en pleno sobre las reformas laborales, hace que el Ejecutivo esté mucho menos inquieto que en la primera gran huelga general contra los socialistas, realizada en 1988.
Los sondeos de opinión publicados por los medios de comunicación, con una opinión mayoritaria en contra de la huelga, afianzan la tesis gubernamental de que no hay que dramatizar en exceso la situación. No se escuchará de los socialistas una voz en contra de los sindicatos, y ayer dieron buena prueba de ello tanto Marugán como Griñán, que eludían repetidamente las preguntas en relación con la actitud de las centrales aferrándose al estribillo del "legítimo derecho'de huelga".
En el terreno de las legitimidades, sin embargo, también añadieron "el derecho al trabajo", por lo que el ministro aseguró que el Gobierno trabaja siempre para que los ciudadanos puedan acudir libremente a su centro de trabajo. El Gobierno es consciente de que el PP ha empezado ya a exigirle que tome medidas el día 27 para que quien quiera trabajar pueda hacerlo.
El ministro de Trabajo expresó su confianza en que "haya acuerdo para pactar los servicios mínimos, de manera que pueda garantizarse el derecho de los que quieren ir a la huelga y de los que quieren trabajar".
Los pildorazos que a partir de ahora repartirán los socialistas sobre la reforma laboral están compuestos de cuatro elementos: primero, la reforma se hace "para crear empleo"; se "potenciará" a los sindicatos; la negociación colectiva "quedará enriquecida" al incluir en las discusiones otros asuntos distintos a los salarios y se pretende "proteger el actual sistema de protección social".
Dos huelgas diferentes
El secretario de Organización del PSOE, Txiki Benegas, no saldrá en esta ocasión a pelearse en público -"a partirse la cara por el Gobierno" contra los sindicatos, como sucedió ante el 14 de diciembre de 1988-. Pero no será por su discrepancia con el Ejecutivo 9 que en esta huelga no existe, sino por estrategia.Y es que la estrategia del Gobierno y la actitud del primer partido de la oposición, el PP, serán diferentes ante el paro de 27-E respecto al del 14-D. Unas diferencias que además se extienden a las situaciones peculiares en que se han convocado uno y otro. La huelga del 14-D se produjo en un momento de auge económico, y la de ahora, en plena recesión.
El Gobierno y su partido no van a quemar las naves ante el 27 de enero. Su intervención pública va a ser solapada, sin agresividad hacia los sindicatos. Ayer, tanto el ministro de Trabajo, José Antonio Griñán, como el responsable de Asuntos Económicos del PSOE, Francisco Fernández Marugán, eludieron las críticas hacia las centrales en las preguntas machaconas que se les hizo sobre la huelga.
El mensaje del Gobierno va a expresarse en "clave positiva", explicativa de sus razones para llevar adelante la reforma del mercado laboral. Tampoco desde las filas del PP surgirán voces, como en 1988, convocando a la huelga. Las razones de uno y otro son tan distintas como claras. Por parte de los socialistas, porque aprendieron de la experiencia, de la provocación que rentabilizaron los sindicatos con sus ataques. Por parte del PP, porque ahora está mucho más cerca del gobierno que en 1988.
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