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El fin de la guerra fría provoca cientos de miles de parados en la industria bélica

La caída del muro de Berlín, que simbolizó el colapso del bloque socialista y la conclusión. del periodo de guerra fría, está haciendo perder su empleo a cientos de miles de trabajadores en todo el mundo. Sólo en Estados Unidos, principal fabricante de armas del mundo, más de 400.000 personas, en su mayoría cualificadas y bien remuneradas, se han quedado sin trabajo.

Otro tanto ha ocurrido en la ex Unión Soviética y según predice un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la pérdida de empleo en este sector se triplicará en los próximos tres años. En Europa también ha disminuido la fabricación de armas. De los 250,000 puestos de trabajo con que cuenta la industria armamentista francesa, para 1997 se habrán suprimido unos 57.000, según la OIT. En Alemania, más de 72.000 personas se quedarán en la calle en 1994, de las 300.000 que trabajan en este sector.Otros 137.000 empleos desaparecerán probablemente en las empresas auxiliares, según el, informe.

Aunque los trabajadores de este sector se caracterizan por tener una buena capacitación, su futuro, a falta de nuevas alternativas, es el mismo que el del resto de los trabajadores despedidos en los sectores del acero y del automóvil: el paro prolongado, empleos inestables y la reducción del nivel de ingresos.

Según pone de manifiesto la OIT, en Estados Unidos la mayor dificultad radica en que muchas de las personas afectadas tienen un nivel demasiado alto de capacitación, especialización y remuneración y son demasiado viejos (entre 40 y 60 años) para encontrar otro empleo.

Las empresas, responsables

Esta nueva sangría del ya de por si endeble mercado laboral, que en este caso supone una pérdida de entre el 1,5% y el 2% del empleo mundial en el sector, se hace si cabe más dramática cuando la mayor parte de los despidos se concentra en unas pocas industrias y en poco más de una docena de países. La OIT afirma que la supresión directa de un puesto de trabajo acarrea indirectamente la pérdida de dos o tres empleos en otros sectores.El informe culpa al "conservadurismo y a los privilegios" de la gerencia de las empresas, a las que acusa de haber frenado la reconversión en muchos países, especialmente de Europa central y del Este, cuando todavía la crisis económica no era tan grave como ahora. El enorme esfuerzo económico necesario para llevar a cabo la reconversión del sector no puede hacerse sin "la participación activa" del Estado, precisa el informe.

Sólo en Estados Unidos se gastaron en 1993 unos 400 millones de dólares (unos 58.000 millones de pesetas) en actividades de formación con fines de reconversión, dice el informe.

Las previsiones de la organización son que en los próximos cinco anos se asignaran unos 20.000 millones más. Según los expertos, esta cantidad se quedará muy corta si lo que se pretende es crear nuevos empleos y readaptar profesionalmente a quienes vayan a ocuparlos.

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