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Dan Rather hace un llamamiento a frenar la caída hacia la televisión-basura

"Vale más honra sin ratings que ratings sin honra". Dan Rather, uno de los mejores periodistas norteamericanos del momento, parafraseó ayer la histórica frase para apoyar su cruzada en favor de unos informativos televisivos de calidad. En su opinión, la codicia de los propietarios de las cadenas y los miedos de los periodistas están provocando "la caída en el sensacionalismo, la superficialidad, la basura". Ante ello, Rather hizo "un llamamiento a todos para detener esa caída" durante su estancia en Barcelona, adonde acudió invitado por TV3.

En una conversación con tres periodistas, Rather centró así la situación: "Sabemos que la televisión puede ser un buen vehículo de entretenimiento y se han dedicado muchos recursos hacia esta faceta. Pero la televisión también puede educar, aclarar conceptos, informar. La reflexión importante se sitúa en cómo se encuentra un mayor equilibrio en el uso de este fantástico y mágico medio".El dilema es, en su opinión, ético: "Si la televisión se utiliza para explotar de manera sensacionalista las guerras y los conflictos, si la información se aborda de manera superficial para atraer la atención hacia la miseria y la desgracia; o bien si se puede utilizar para extender la comprensión y evitar la incomprensión".

A sus 62 años, Rather lo ha sido todo en el periodismo televisivo. Ha vivido en directo buena parte de los acontecimientos de su país y del mundo desde los años sesenta, y desde 1981 conduce el informativo de la CBS Evening news (Noticias de la Noche), puesto en el que sustituyó al legendario Walter Cronkite. Ahora, ve la situación lo suficientemente deteriorada como para poner todo su prestigio al servicio de una auténtica cruzada en favor de unos informativos de calidad. El arranque de esta campaña particular se produjo a finales de septiembre pasado cuando Rather lanzó en Miami una andanada contra la "hollywoodización de las noticias" ante más de un millar de sorprendidos ejecutivos de televisión.

"Salvo excepciones", explicó ayer, "la reacción a mi intervención de Miami ha sido positiva", lo cual ha representado una "sorpresa agradable", porque "no tengo vocación de Don Quijote luchando contra los molinos". En todo caso, se mostró consciente de que el camino a recorrer es largo. "Hablar sale barato; producir es mucho más caro", precisó.

Su reflexión, dirigida a los propietarios de las emisoras, es la siguiente: "Mantener un buen nivel de los servicios informativos no es sólo buen periodismo, es una buena política empresarial". Rather se mostró optimista: "Yo tengo fe en el público. Mi experiencia me indica que cuando se intenta ser objetivo y transmisor honrado de información la gente te escucha. Pero cuando se le dice a la gente lo que ha de pensar, la credibilidad se esfuma. Te puedes engañar y creer que es posible dirigir a la gente subliminalmente, pero eso no funciona".

La fuerza que empuja los programas informativos de televisión hacia "la superficialidad, el sensacionalismo y la basura" es, en opinión de Rather, "la codicia, el deseo de aumentar los beneficios a cualquier precio". El periodista hizo autocrítica al señalar que otro gran problema "es el temor que atenaza a las redacciones, del que yo no me excluyo". Es un temor múltiple: a no ser popular, a desagradar a un determinado político, al director. "Hemos de lograr que la cobardía nos ate menos", concluyó.

Para Rather, la presión de los políticos es algo permanente y universal. "Lo que debemos hacer es dedicar menos tiempo a tratar de agradar a los políticos y más a proporcionar información de calidad a los ciudadanos". Y citó a un compañero suyo norteamericano: "La única forma en que un periodista debe mirar a un político es de arriba abajo. Reconozco", matizó, "que estamos lejos de ello".

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