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Reportaje:

Chicas con las botas puestas

El club de fútbol Oroquieta encabeza la clasificación a pesar de su penuria

Son, además de cajeras, secretarlas, profesoras de educación física, mensajeras o estudiantes, el mejor equipo de fútbol femenino de España. En los tres últimos años han conseguido dos títulos de Liga y uno de Copa. Un palmarés que convierte a las chicas del Club Deportivo Oroquieta, de Villaverde, en las jugadoras de moda del casi desconocido fútbol femenino español.La colonia de Oroquieta se encuentra ubicada en Villaverde Bajo, al lado del barrio de La Celsa. José Calzada, presidente del CD Oroquieta, es el máximo responsable del equipo, "que además es el más pobre", añade con pesar.

"Nuestra única fuente de ingresos", comenta, "es el millón de pesetas que nos paga anualmente Pryca por llevar su publicidad en las camisetas. Y cierto es que les estamos agradecidos. Pero resulta que cada vez que salimos fuera de Madrid tenemos que gastarnos 150.000 pesetas en el autocar. Y cada jugadora viene a salirnos por unas 3.000 pesetas, contando con las comidas y el alojamiento. Menos mal que la empresa de autocares nos trata de maravilla y que los directivos y el entrenador pagamos el viaje de nuestro bolsillo".

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El presidente no quiere dejar pasar la ocasión de informar sobre el tipo de subvención que reciben otros equipos: "¿A que no sabe usted quién ayuda al Sabadell? Primero, por supuesto, la Generalitat de Cataluña. Pero, por si no fuera suficiente, también Caja Madrid les echa una mano".

Lo que no acaban de tener claro los responsables del Oroquieta es la propiedad del campo en el que disputan sus partidos. "Este campo siempre fue de los vecinos", comenta el presidente, "pero un buen día aparecieron por aquí unos señores de la Comunidad de Madrid con un montón de máquinas excavadoras y lo pusieron todo patas arriba. Al parecer, debajo había restos arqueológicos".

El tesoro encontrado en las profundidades del campo, según los vecinos, lo componían un par de botellas de cerveza, varias chapas y muchas canicas. "El caso es que fuimos nosotros, los del barrio, quienes acabamos arreglando todo aquello. Eso sí, a partir de entonces el campo está dos metros más abajo de donde estaba".

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Sea quien sea su propietario, esas instalaciones las utilizan 16 equipos de fútbol, 15 masculinos y uno femenino. Recientemente se ha construido una caseta con dos vestuarios. Pero no posee demasiadas comodidades.

El agua caliente tiene días. En unos sale y en otros no. Claro que el problema más curioso se da cuando juegan las chicas y alguna se lesiona en los primeros minutos de partido. Lo lógico sería llevarla a los vestuarios, pero resulta que allí se están duchando los chicos que acaban de disputar su partido; no queda más solución que desalojarles, estén como estén.

Situaciones anecdóticas se dan en todos los sitios. María Vargas, de 30 años, extremo izquierda del Oroquieta, internacional con la selección española, recuerda aquel campo de Málaga en cuyo círculo central había tres bocas de alcantarilla: "Y lo peor", explica, "es que sobresalían enormemente del suelo". Su compañera Sonia, de 17 años, hija del presidente, no olvida un partido jugado en Oviedo, "en el que cayó el diluvio universal. El caso es que el césped tenía charcos, barro y una extraña ceniza negra. Al acabar el partido todas tuvimos que tirar las bragas a la basura".

La rival de Schuster

Victoria, de 35 años, trabaja en una empresa textil y es la capitana del equipo. Según el presidente, tiene poco que envidiarle a Schuster. Ella vivió los primeros tiempos del Oroquieta y recuerda perfectamente el día en que el Atlético de Madrid estuvo a punto de hacerse cargo del equipo: "Yo jugaba en el Atlético Villaverde y un buen día un señor nos llevó al estadio Vicente Calderón, nos vistió con la ropa del Atlético y nos hizo la presunta foto oficial. Llegaron a asegurarme que me pagarían una ficha anual de dos millones de pesetas. Al final, no vimos un solo duro y en los últimos partidos tuvimos que poner nosotras el dinero para pagar al árbitro".Mañana, a partir de las cuatro de la tarde, el Oroquieta se enfrenta en Carabanchel a otro equipo madrileño, La Fortuna, situado actualmente en la zona baja de la clasificación. No les asusta el rival, pero sí "su mala leche"; "la última vez que nos enfrentamos a ellas, a Sonia le pusieron un ojo morado". Pero ni eso ni el tener que pagarse la ropa, las botas y el transporte hace que las 18 chicas del Oroquieta dejen el fútbol.

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