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Más allá del sur de Madrid

En la comarca madrileña de Aranjuez la crisis se vive con una especial virulencia y comienzan a detectarse" síntomas preocupantes de tensión social. Las estadísticas, siempre crueles, dibujan un territorio dominado por la ausencia de nuevas instalaciones industriales en los últimos 12 años. Doscientas mil personas y 11 poblaciones coexisten con tasas de paro que oscilan entre -el 20% y el 27%, según las fuentes que las faciliten. Otros índices económicos no son nada benevolentes: alto porcentaje de fracaso en las pequeñas y medianas empresas, y la menor renta per cápita de Madrid-región, excluida la mítica Sierra Pobre.La crisis en este sur más allá del sur metropolitano tiene mucho que ver con la política inversora autonómica. El gasto regional ha alcanzado los 3.000 millones de pesetas en los- últimos cinco años, destinados a obras urbanas, espacios peatonales y conservación arquitectónica. Las inversiones no han influido, por tanto, en mejorar nuestra competencia en la lucha por conseguir nuevas instalaciones industriales. Con Aranjuez fuera, de la intervención regional en el territorio metropolitano de Madrid, es un hecho anunciado que los territorios. circundantes de Cástilla-La Mancha volverán a alzarse con la parte del león tras un hipotético período de reactivación económica.

La actitud con la que el gobierno local encara esta realidad repercute desfavorablemente en el futuro de nuestra ciudad. Las formaciones políticas que lo componen (PSOE, IU, CDS) pugnan- por conquistar terreno electoral y ventajas de salida para las próximas, confrontaciones, en vez de unificar voluntades e iniciativas ante la crisis. El Partido Socialista, miembro, mayoritario de la coalición, no puede imponer cordura al conjunto; y se encuentra atrapado entre las presiones de sus socios para dirigir las líneas del gobierno local y las luchas intestinas que le han costado ya la dimisión de tres concejales.

Las estadísticas, controvertidas, eso sí, y el autismo político de la Administración local pueden convertir en una peligrosa realidad de brotes de violencia social lo que hasta ahora no pasa de ser una hipótesis preocupante a tiempo de ser neutralizada. La posibilidad de despidos masivos en el actual proceso de desmantelamiento de la empresa Ceselsa, Inisel, con 650 excedentes laborales, puede ser el factor detonante, mucho más seguro ante la arriesgada falta de coincidencia entre los trabajadores y sus organizaciones sindicales en las fórmulas existentes de solución al conflicto. El equipo de gobierno municipal se decanta por una huida de la realidad, en vez de optar por una reconducción responsable de la situación global de Aranjuez. Se prefiere la formulación de planes genéricos sobre la situación global de Madrid antes que perfilar proyectos concretos de desarrollo económico-social continuados, estables y fundamentados en la realidad local de Aranjuez.

La inestabilidad social se, perfila con nitidez vista desde fuera de la institución municipal. Sin embargo, no es irreversible. Puede frenarse con medidas que requieren cierto grado de osadía política.

El Ayuntamiento de Aranjuez debe recuperar los rasgos distintivos de las primeras corporaciones. municipales democráticas. Tiene que volver a impulsar la participación real y la influencia de las- entidades sociales en los mecanismos de gobierno que caracterizaron una etapa ilusionada del municipalismo; una medida de manual político necesaria para recuperar el consenso ciudadano en tomo a los objetivos de desarrollo que, dicho sea de paso, aún están por definir. Los gobernantes locales conseguirían prestar una nueva vitalidad a la lánguida *institución municipal de Aranjuez, discutida hasta la saciedad y con escasos proyectos originales.

Entre los ciudadanos de la comarca de las Vegas empieza a tomar cuerpo una idea que refutan los aparatos de los partidos. El aspecto ideológico característico de cada formación política se difumina en el ámbito de lo local ante la mayor o menor gravedad de la situación. Incluso, las, formaciones más antagónicas -en el más puro sentido marxista del concepto- pueden encontrar puntos de convergencia en sus programas electorales. La grave crisis de la comarca justifica un programa común de acción que debe tener su correspondencia en una nueva distribución del gobierno municipal, según los últimos resultados electorales. La realidad corrobora lo que una apresurada e interesada opinión en contra quisiera desmentir. Una fórmula de gobierno amplio lograría atribuir una justa responsabilidad a cada formación política presente en la corporación municipal. Continuar con la alternativa actual es persistir en la inestabilidad y la inacción, además de convertir a formaciones muy minoritarias en los árbitros injustos, o en el freno repentino de las actuaciones institucionales.

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Todo ello, con ser necesario, no seria suficiente porque los tiempos de crisis necesitan instituciones sólidas y creíbles. Estas dos características no pueden ser puestas en entredicho por las dificultades internas de los partidos que las gobiernan. La atención de los gobernantes no puede ser acaparada por las dificultades de una organización. Más aún cuando en el caso del Partido Socialista de Aranjuez hacen gravitar su preocupación última en el reparto entre sus múltiples facciones de la mayor representación al próximo congreso regional de la FSM, antes que a los problemas acuciantes que sacuden a los ciudadanos de Aranjuez.

El nuevo proceder político aportaría a la gestión municipal un mayor grado de cohesión ciudadana hacia los proyectos de reactivación que se formulen desde el consenso social y político. También trazaría nuevos caminos de diálogo con el gobierno regional de Joaquín Leguina. Un diálogo muy deteriorado después de que sus actuaciones en Aranjuez hayan sido calificadas de estafa política en los últimos días, pese a responder a las necesidades planteadas al Gobierno regional por, los mismos representantes públicos que ahora descalifican la actuación autonómica en la comarca con términos tan duros.

Francisco Javier Medina es periodista.

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