Vivir y caminar

A altas horas siento el hilo mortecino de la sangre, su aleteo de ave, su crepitación de llama, el tictac del pulso del reloj que se alarga, contundente y falaz, el eco de la voz de Manuel Vicent, recién leído: lo importante no es vivir, lo importante es caminar, dice. ¿Dónde he leído yo eso antes? Una especie de filosofía, supongo. Me pregunto si no será una forma de consolación estoica, una reacción lógica a la acción devastadora y contumaz de tanta frustración cotidiana. Y cuando se dice "vivir", ¿qué se quiere decir realmente? ¿Vivir en el sentido meramente biológico o en el de plenitud y felicidad, eso que al fin y al cabo no es más que una entelequia, una suerte de embuste con que nos encandilan, sojuzgan y decapitan diariamente? Porque la felicidad es ave rara. Existe la excepción, claro está. Gradaciones, estados intermedios, situaciones límite, según con quién y a qué hora. Existe el bienestar, eso sí. Pero ¿qué es la felicidad? Suena a algo tan rimbombante... Sí, nos gusta llenar-Pasa a la página siguiente