El fuego cerca la ciudad australiana de Sidney
Sidney, la ciudad más poblada de Australia, con 3,7 millones de habitantes, amaneció ayer cubierta de un denso humo negro. Las llamas que desde hace 10 días arrasan el Estado de Nueva Gales del Sur se aproximaban a la ciudad y obligaron a la evacuación de miles de personas.El fuerte calor y los vientos secos son los mejores aliados de los cerca de 120 focos de fuego, la mitad de ellos intencionados, que mantienen en jaque a las autoridades australianas; que se han cobrado ya cuatro vidas y que se han convertido en los peores en la historia del país.
Más de 7.500 bomberos, ayudados por voluntarios, colaboran en las tareas de extinción en una atmósfera sofocante y con temperaturas que llegan a los 40 grados. Los focos de fuego se han extendido formando varios frentes que han destruido más de 400.000 hectáreas de terreno. Cerca de 15.000 personas han sido trasladadas a centros de emergencia. "Las llamas tienen un tamaño que no se recuerda en los anales del país", declaraba el Gobernador de Nueva Gales del Sur, John Fahey. El primer ministro australiano, Paul Keating, sobrevoló ayer en helicóptero la zona. El Gobierno ha prometido una ayuda de emergencia a los afectados.
Las autoridades creen que, de momento, el centro de Sidney está a salvo. El fuego ha destruido ya unas 150 casas en los barrios periféricos de Lindfleld y Heathcote, pero anoche los vientos procedentes del desierto dieron paso a otros suaves y templados provenientes del océano, que facilitarán la lucha contra el fuego.
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