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Los colores de Baltasar

San Fernando recurre a un vendedor africano para encarnar al rey negro

O. CABEZAS / A. JIMÉNEZ-A Fumba Dukele, que llegó de Liberia hace cinco meses, le hizo mucha gracia cuando le contaron que en España la costumbre era que un blanco se pintara de negro para encarnar al rey Baltasar en la cabalgata de los Magos de Oriente. Por eso hoy él mismo, que es refugiado político y sobrevive vendiendo tabaco en el metro, se encargará de representar a todo un monarca en el desfile de San Fernando de Henares.

Le han dicho que va a ser duro, que los niños no van a dejarle en paz, que el rey Baltasar es el más solicitado siempre; pero no le importa.

No es el único. Tampoco en Alcorcón, en Fuenlabrada, en Torrejón de Ardoz o en Vallecas hará falta que nadie se tizne con corcho quemado o con carbón. En el resto de los pueblos de la Comunidad, Baltasar será concejal del Ayuntamiento, presidente de una casa regional, miembro de una peña, jubilado o, simplemente, un vecino. Todos blancos tiznados.

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En Madrid el puesto de Baltasar siempre lo ocupa tradicionalmente un concejal socialista, aunque el año pasado el ex edil de Centro Ángel Matanzo se empeñó en pintarse la cara y lo consiguió.

La razón que esgrimen muchos ayuntamientos madrileños para no incorporar a personas de raza negra a los desfiles de víspera del día de Reyes es el peso de la tradición. En general, las capas reales caen sobre los hombros de miembros de las peñas locales o de asociaciones de vecinos. En Getafe aún afinan más. "Aquí es costumbre desde hace 20 años que sean miembros del comité de empresa del grupo Uralita los que hagan de reyes", afirma un portavoz municipal.

Sin embargo, no se excluye que en el futuro esas mismas peñas o asociaciones tengan miembros de raza negra que puedan encarnar a Baltasar. "Cuando los inmigrantes vayan integrándose en esas asociaciones o formando otras propias, no tendrán problema para participar en las cabalgatas", opina uno de los organizadores del festejo de Móstoles

Fue precisamente en esta localidad del sur de Madrid donde, el año pasado, el colectivo de ciudadanos de origen africano acusó al entonces alcalde, el socialista José Baigorri, de "racista". "Un Baltasar pintado es un atentado contra todos nosotros", aseguraba un portavoz del colectivo.

De entre los Baltasares fetenes, el más conocido será sin duda el de Vallecas. A muchos niños les resultara extraño que el rey negro se parezca tan endiabladamente a Wilfred, el portero del Rayo.

En Torrejón, Wilie, guineano de 34 años, se encargará de que no se repita lo que ocurrió la primera vez que vio una cabalgata en España. "Me pareció una tontería que alguien se pintara de negro habiendo tantos negros de verdad; además, a los niños les gusta la realidad dentro de la rnagia", comentaba ayer mientras se preparaba, ya vestido de rey.

Wilie, que ya en Guinea presenció de niño cabalgatas de reyes aunque el negro allí era bien negro, claro", apostilla-, está acompañado en su oficio de rey por un día por su hijo Jaime, de 12 años, y por su hija Isabel, de ocho, quien tiene un pequeño lío en la cabeza al vera su padre ataviado con la ropa de Rey Mago. Los Baltasares de Alcorcón y de Fuenlabrada también viven de una manera especial su reencarnación en monarca oriental. Tal vez incluso demasiado.

Ambos se negaron a que sus verdaderas identidades, sus profesiones respectivas y sus edades aparecieran en estas páginas. "No quiero estropear la ilusión de los niños, que también leen el periódico. Soy Baltasar y no se hable más", decía el de Alcorcón de manera vehemente.

También el paje

En la cabalgata de San Fernando de Henares, no sólo Baltasar -Fumba Dukele- será negro realmente. También el paje. De ello se encargará otro africano que actualmente vive en un albergue. Y que en esta localidad tanto Baltasar como su paje sean negros de verdad no es casual.

En verano hubo un congreso interracial y allí conocieron a Cristina coordinadora del área de Cultura del Ayuntamiento, que les convenció para que participasen. "A ver si logro localizar al paje, porque ahora está vendiendo tabaco en el metro", afirma. Al final, como confiesa Wilie, más que ser blanco o negro, lo que cuenta es "no ponerse nervioso".

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