El pequeño comercio afronta la crisis anticipando la fecha de sus rebajas
Los Reyes Magos no traen este año la deseada solución a la crisis; más bien se están aprovechando de ella. Las rebajas de invierno, que tradicionalmente comenzaban el día 7 de enero, cada vez llegan antes. Los pequeños comercios no pueden esperar tanto. En el sector textil, por ejemplo, prácticamente el cien por cien de las tiendas ya han bajado sus precios, según informaron ayer las asociaciones empresariales. "Estamos de liquidación; aprovéchese de la crisis", anunciaba un escaparate de la calle de Guzmán el Bueno. La totalidad de los establecimientos de esta calle están de "oferta", "rebajas", "saldo" o "liquidación". Nada diferente del resto de las calles comerciales de Madrid. Sólo mantienen los precios de temporada los comercios de la Gran Vía, de la calle de Serrano y, en general, las zonas frecuentadas por clientela de alto poder adquisitivo, según Juan Mato, presidente de la Asociación de Empresarios de Comercio Textil de Madrid.Oficialmente, las grandes superficies asociadas no van a entrar en la guerra de precios hasta el tradicional pistoletazo de salida, a primera hora de la mañana del 7 de enero. Sin embargo, las ofertas y promociones de productos concretos, sobre todo juguetes, casi a precio de coste, está azotando fuerte al pequeño empresario del sector. "Hay que hacer frente a la situación con ideas imaginativas y mejor atención al cliente", aconseja José Serrano Carvajal, presidente de la Asociación Nacional de Grandes Superficies.
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Casi al coste
Los beneficios de diciembre han caído un 30%
La encargada de la boutique Monitor, en la calle del Carmen, también ha puesto las rebajas antes que el año pasado. "Es que si todas las tiendas abaratan los precios, los de esta zona no tenemos más remedio que hacerlo también, porque si no la clientela ni se acerca".El primero en lanzar el anzuelo de las ofertas antes de las fechas navideñas fue la cadena de tiendas de confección Cortefiel. A falta de normativa que lo impida, las tiendas comenzaron a lanzar sus arpones a la caza de la caudalosa clientela, obligada por la tradición a comprar en estas fechas. Pero este año, según los comerciantes, ha sido el peor. Las rebajas de invierno ya habían empezado antes de que se fuera el otoño.
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