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Los hijos de Chernóbil dibujan su casa

Los niños rusos afectados por la radiación traen sus fantasías a Juvenalia

Tienen entre siete y 15 años. La catástrofe de Chernóbil, en abril de 1986, y las fugas radiactivas de los Urales les convirtieron en testigos y protagonistas de los accidentes nucleares ocurridos en la antigua Unión Soviética. Los efectos de la radiación han dejado huella en su salud y en su forma de ver el mundo, pero la fantasía literaria de sus imágenes y su visión de la naturaleza recuerdan que no han quemado prematuramente su niñez. Una exposición instalada en Juvenalia muestra los dibujos que estos niños han realizado mezclando sueños y realidad.

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Amo esta tierra que me mata

Los 29 niños rusos llegaron a Madrid a principios de esta semana. La mayoría son huérfanos y padecen enfermedades derivadas de la radiación. Pasarán la Navidad y el año nuevo en Madrid, con familias españolas. Y luego se irán a Alicante, donde descansarán en la playa antes de volver el 17 de enero a sus casas.Han llegado desde Briansk, Tula o Kaluga, en la Rusia europea, desde Perm o Chellábinsk, en los Urales. Han traído un centenar de dibujos y acuarelas del concurso-exposición que el Centro Benéfico Nuestro Futuro, de la Federación de Clubes de la Unesco en Rusia, organizó en Moscú en noviembre pasado. En total se presentaron 2.000 dibujos, de los que sólo 100 han sido seleccionados.

Tatiana Nevinerzhítskaya, directora del programa, explica los objetivos que presidieron la realización de la muestra: "Se trataba de ofrecer la visión del mundo de los niños afectados por la radiación y atraer la atención hacia los problemas de las regiones ecológicamente castigadas, para ayudar a su rehabilitación, sanitaria y psicológica".

Sus dibujos cuentan cómo vieron la nube de Chernóbil, la evacuación de la zona, las casas que quedaban abandonadas, los pueblos vacíos, los últimos habitantes que se resistían a marchar. Plasman su recuerdo de la llegada de camiones con ayuda humanitaria y cómo los expertos medían con extraños aparatos el nivel de radiación de esa tierra por la que corrían y que, sin saber por qué, ha enfermado. Títulos como ¿Qué te ha pasado, mi tierra?. Peligro, radiación o Es imposible vivir aquí, reflejan un lamento teñido de incomprensión por la catástrofe nuclear.

Pero junto a ellos no falta la devoción sincera por la naturaleza, por el otoño dorado ruso en la acuarela más fresca y espontánea o por los temas propios de la literatura infantil rusa: jinetes y princesas, bailes de salón y carnavales, viajes a algún lugar distante y lejano en el tiempo.

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La muestra, que ha sido presentada en la Embajada de Rusia en Madrid, podrá contemplarse en Juvenalia y, posteriormente, en las localidades de Villalba y Galapagar.

La exposición Yo amo mi tierra está en Juvenalia hasta el día 26 de diciembre (Parque Juan Carlos 1, Campo de las Naciones). Horario de 10.00 a 20.00.

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