La salida exterior de la crisis
El acuerdo del GATT mejora las expectativas del sector exterior, el más dinámico de la economía española
La conclusión esta semana de la Ronda Uruguay del GATT (Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio) refleja las esperanzas que el mundo ha depositado en la liberalización del comercio mundial para salir de la crisis. Si hay algún país convencido de ello, ese es España.Enfrentado a una marcada caída de la demanda nacional, el país ha visto como el sector exterior, espoleado por la devaluación de la peseta, salvaba su economía. La pregunta que ahora se hacen expertos y Administración es si es posible mantener la expansión del único motor claro de la recuperación económica.
La aportación del sector exterior al Producto Interior Bruto (PIB), que previsiblemente caerá un 0,8% este año, ha sido 4ecisiva. "El sector exterior ha salvado a la economía española en l993", según Carmen Alcaide, jefa del servicio de estudios del Banco Bilbao Vizcaya, quien estima que de no haber sido por el colchón exterior, el PIB habría retrocedido hasta un 3%.El papel de las expectativas
Por ello, el apoyo a la exportación que supone la liberalización comercial pactada en la Ronda Uruguay puede ayudar a acelerar la recuperación en España, a juicio de Juan Carlos Collado, director del Centro de Estudios Económicos de la Fundación Tomillo. Una de las razones fundamentales es la mejora de las expectativas. "Frente a las turbulencias e incertidumbres en las que hemos estado instalados en los dos últimos años, el acuerdo tiene un impacto muy positivo", opina Collado.
Si bien el acuerdo no entra en vigor hasta enero de 1995 y a partir de entonces sus efectos se dejarán notar gradualmente, lo que está claro es que de no haberlo logrado, la economía mundial hubiera recibido un fuerte revés. Un precedente claro fue la recesión de finales de los años veinte en EE UU, que se transformó en la Gran Depresión de 1930 debido, entre otras cosas, al aumento salvaje de aranceles que reguló el acta Smooth-Hawley.
El dinamismo del sector exterior español en esta crisis se refleja en las cifras de comercio. Durante los primeros diez meses del año, la exportación que España dirige a países de la Unión Europea -un 69% del total- creció un 14,4%, pese a la recesión que atraviesa el viejo continente.
Pero más destacable es el crecimiento del 31,8% de las exportaciones dirigidas a terceros países -a los que afecta precisamente el acuerdo del GATT-. En total, 6,397 billones de pesetas. Las importacio-nes, que ascendieron a 8,457 billones (un 6 1 % procedente de la UE y el resto del exterior), se mantuvieron prácticamente iguales. Se ha producido, por tanto, una corrección del 33% en el déficit comercial y un claro crecimiento del comercio con países terceros frente a la UE.
Estos datos revelan el gran esfuerzo exportador realizado por los empresarios españoles. La caída de la demanda nacional -a un ritmo del 2% interanual durante el segundo trimestre, según el Instituto Nacional de Estadística- no dejaba otra salida. Pero esta vez han contado con un tipo de cambio de la peseta que, a diferencia de lo que ocurrió cuando España entró en la Comunidad a mediados de los ochenta, ha favorecido al flujo exportador. Frente al dólar, la moneda española ha retrocedido un 40% en un año. Frente al marco alemán, un 30%, y otro 25% con respecto al franco francés.España, además, por estar dentro de una zona de libre comercio como la UE, que es la más abierta del mundo al comercio exterior, pierde menos que gana con el desarme arancelario. "Es la primera liberalización comercial que vamos a vivir que afecta positivamente a nuestras exportaciones y casi nada a nuestras importaciones", asegura Juan Carlos Collado. "Se abre una posibilidad histórica de acceso a mercados que antes teníamos muy cerrados". La rebaja arancelaria media pactada es del 33%.El director general de Comercio, Javier Sansa, vaticina un gradual crecimiento del comercio con los países ajenos a la UE, especialmente en sectores de valor añadido, y una posible pérdida de mercado intracomunitario por la entrada de competencia externa, más barata en algunos sectores, como los intensivos en mano de obra como el textil -por la imposibilidad de competir en los costes salariales
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