Hostilidades
Pocas hostilidades más fructíferas para sus protagonistas, después de la de Coca-Cola y Pepsi-Cola, que la que une a Felipe González y a Julio Anguita. El cordobés se aprovecha de esa pretendida inquina a González para seguir con su caciquismo montaraz, tan feroz que, en circunstancias ideales para una gran Izquierda Unida, con tal de tener todo el poder en su mano, la ha reducido a ser un mero y ajado disfraz -cifras y hechos cantan- de su bien dominado PCE.El sevillano se escuda en la enemistad de Anguita para aliarse con la derecha de todo tipo, incluida la regionalista, y perpetuarse -sin alternativa posible, al asumir el PSOE la política de derechas- en el poder. Ambos ganan, y el país pierde una democracia tan reciente y ya tan manipulada.-
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