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El motorista accidentado explica a su esposa:, "Me duele lo justo"

Vicente G. Olaya

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Andrés Pérez Rubio, motorista accidentado el domingo en la nacional 1, y cuyos brazos seccionados le fueron reimplantados en una compleja operación, "se mantiene estable dentro de la gravedad", según el parte médico. El motorista, que se recupera de sus heridas tras una intervención de 18 horas, ha dicho a su esposa: "Me duele lo justo". También ha preguntado por su familia y ha pedido que le afeiten.

El piloto, de 47 años, campeón de España en 500 cc en los años 1982 y 1985, se encuentra ingresado en la UCI de la clínica Asepeyo de Coslada.Su esposa, María Luisa Fernández, es la única persona que puede hablar con él. A través de un interfono, el matrimonio salva el cristal que los separa en la Unidad de Cuidados Intensivos. La pareja nunca charla más de un minuto consecutivo, "para no cansarle", dice su mujer. María Luisa, que no le ha preguntado todavía sobre el accidente, afirma que su esposo sólo se refiere a las secuelas de su operación con un lacónico me duele lo justo".

La mujer del piloto recuerda que en una de las conversaciones, el motorista afirmó: "Os quiero mucho a todos y os doy un abrazo". María Luisa Fernández pasa el día entre las vitrinas de la UCI y su habitación en la clínica Asepeyo. Allí, agobiada desde la mañana de ayer por la prensa, se esconde entre los familiares y amigos que la visitan.

Pérez Rubio, según los doctores que le atienden, está sufriendo el "sindrome del aplastamiento" (secreción de toxinas y contracción de los vasos sanguineos). El último parte médico califica de "estable dentro de la gravedad" su situación. Se espera que dentro de mes y medio el ex campeón de España pueda recuperar parte de la sensibilidad de sus reimplantadas manos.

El traumatólogo que llevó a cabo la operación, Andrés Pérez Rubio, afirmó ayer en rueda de prensa que el ex campeón no podrá recuperar completamente la movilidad de sus manos. "Sería un éxito que pudiese efectuar un movimiento de pinza con los dedos dentro de un año", dice. El facultativo espera también que el piloto vuelva a tener, en ese mismo periodo, entre un 30% y un 40% de la sensibilidad (reacciones al frío y al calor). Por lo tanto, según los doctores, se descarta que el motorista pueda volver a pilotar este tipo de vehículos. Sin embargo, los amigos de Andrés Pérez García auguran mejores expectativas: "De Andrés podemos esperarnos cualquier cosa. Es una persona excepcional".

El hielo era gratis

La entereza del motorista Andrés Pérez Rubio sorprendió a las primeras personas que acudieron en su auxilio. Dos pintores, padre e hijo, que se trasladaban en su vehículo por la N-I, y una ambulancia de la Cruz Roja fueron los primeros en ayudarle. "Nunca olvidaré a ese hombre. No se desmayó en ningún momento y siempre mantuvo la calma a pesar de la gravedad del accidente" dice el pintor Ignacio Marcos, padre. "No paraba de repetir que buscásemos sus manos y que le operase el doctor Tamames. Nos daba instrucciones, incluso, de cómo hacerle los torniquetes para contener la hemorragia. Es un hombre fuera de serie" añade.Como en aquel momento no había hielo para conservar las manos del herido, que fueron encontradas a unos diez metros de distancia del lugar del accidente, uno de los presentes se dirigió a una gasolinera cercana a buscarlo. "Se portaron estupendamente y no me cobraron". Sinembargo, el hielo aportado fue escaso para cubrir las extremidades. Un motorista tuvo que acercarse nuevamente a la estación de servicio a recoger seis bolsas más.

Los pintores afirman que el helicóptero de evacuación de la Guardia Civil tardó en llegar unos 40 minutos. "Ni los guardias civiles que llegaron ni algunas personas que se acercaron después se atrevían a ver la escena de frente".

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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