Urnas vacías en Tatarstán

ENVIADO ESPECIAL La población de Tatarstán no se volcará hoy en las urnas. Esto es algo que nadie pone en duda e incluso los federalistas (término que en esta república díscola es sinónimo de rusos) no se hacen ilusiones. Los estudios sociológicos realizados por ellos muestran que menos de un 20% votará en el referéndum constitucional y que sólo en dos de las cinco circunscripciones de Tatarstán la concurrencia sobrepasará el 25% necesario para que los comicios legislativos sean válidos.

Esta situación se explica por el hecho de que la población autóctona, los tártaros, boicotearán tanto las elecciones parlamentarias como el referéndum sobre la nueva Constitución rusa que no reconoce la condición de Tatarstán como república soberana asociada con Rusia.

La nueva ley fundamental impulsada por el Kremlin es, según ellos, un atentado a sus derechos, un intento de perpetuar el Imperio. "SI Rusia no acepta formar una confederación, entonces se desintegrará. El proceso será más doloroso que el que hubo en la URSS", advierte Ildús Amirjánov, flamante presidente del Centro Social Tártaro, la organización tártara más influyente.

" Lo hemos perdido todo: el idioma, la cultura, la espiritualidad. No podemos seguir viviendo así, porque entonces moriremos, pereceremos culturalmente. Sin libertad no podemos vivir", asegura Amirjánov, que pretende transformar la organización nacionalista que encabeza en un centro de resurgimiento del pueblo tártaro.

El sueño de todo tártaro es restablecer el Estado que existió hasta el siglo XVI, cuando el zar Iván el Terrible conquistó Kazán y anexionó las tierras tártaras. Esta meta la declaran abiertamente algunos partidos nacionalistas mientras las autoridades niegan querer separarse de Rusia y dicen desear sólo una mayor autonomía. El referéndum celebrado en marzo de 1992 -por el que Tatarstán se declaró Estado soberano y sujeto del Derecho Internacional- fue visto por los nacionalistas como el fundamento legal para la secesión.

Tatarstán tiene una base industrial suficiente para ser un país próspero: posee ricos yacimientos de petróleo, una industria automotriz desarrollada y numerosas empresas que producen avanzado equipo militar.

Esta república de 67.800 kilómetros cuadrados (menos que Aragón y Cataluña juntas) y casi cuatro millones de habitantes es definida como musulmana, aunque el 43% de la población es rusa y, por lo tanto, de tradición cristiana. A pesar de las diferencias culturales y religiosas, Tatarstán ha logrado evitar los enfrentamientos étnicos.

Los que votarán hoy serán casi exclusivamente rusos. Según las encuestas, en la votación de listas las preferencias están repartidas casi equitativamente entre el grupo de Serguéi Shajrái, el de Grigori Yavlinski, Opción de Rusia y el partido del ultranacionista de Vladímir Zhirinovski.