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Entrevista:

"Madrid cada día es más agresivo"

Se considera a sí mismo un emigrante con remite de Toledo, tierra por siglos de moros, judíos y cristianos. Tiene 45 años y dice andar sumido en la confusión más absoluta. Uno de los fundadores de aquel modernísimo conjunto llamado Radio Futura, recuerda que, a base de mucho ingenio y muy poca vergüenza, él y otros como él, disfrazados de cooperativa agraria, hicieron del franquismo un ignorante impulsor de los happenings y la poesía concreta. Luego vendría la Nueva Figuración Madrileña y los campantes paseos de Molero por la escena musical vestido de nuevaolero. Hoy luce bastante serio para un ayer tan movido, pero con su exposición Poetas, toreros y cantaoras, en la galería Buades, inventa el pop barroco como corriente estética y crítica social.

Pregunta. ¿Qué ataque puede haber en retratar a la generación del 27?

Respuesta. La crítica está en la creación de un olimpo personal, cuyos dioses no son los personajes que están en el candelero. Es un homenaje a Buñuel, Lorca, Cernuda, Miguel Hernández, mitos relativamente recientes con virtudes que hoy todos echamos de menos.

P. ¿Antonio Bienvenida visto a través del pop art?

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R. Es el cuadro más ambicioso de la muestra. A tamaño natural, los tres hermanos en la típica pose de callejón. De Antonio guardo buenos recuerdos infantiles. Yo vivía muy ce de las Ventas, en el barrio Quintana, y él pasaba por allí en olor de multitud, según as malas lenguas, camino de la casa de su amante. Volviendo a la pintura, no sé si existe, pero yo lo llamo pop barroco.

P. Pensando en Radio Futura, ¿cuánto hemos cambiado?

R. No sé si será muy objetivo, pero lo veo todo con menos apasionamiento. Si algo echo de menos es la música, es la comunicación con el público. Grabas un disco y todo el mundo sabe quién eres, aunque estés en un conjunto de tercera. Pero ¿quién reconoce a Barceló por la Gran Vía?

P. Me refiero al entorno.

R. ¿A Madrid? Fatal. Cada día es más fuerte, más agresivo y, no me cansaré de repetirlo, más caro. Ésa es una de las razones por las que salgo poco.

P. ¿Y de vivir algo alejado del centro?

R. Siempre preferí la parte vieja de Madrid, pero cada vez es menos atractiva. Mi barrio, Quintana, es mucho más limpio y hasta las tiendas están mejor servidas.

P. Y los vecinos no se quejan tanto de los emigrantes.

R. Me impresiona que nadie haga nada por los emigrantes. El problema de la emigración nos ha pillado en cueros. Les acusan de tráfico de drogas, pero, de ser cierto, algo tendrán que hacer para sobrevivir. Se quejan ellos y se queja el comerciante al que atracan dos veces por semana.

P. ¿Qué fue la CPAA?

R. La Cooperativa de Producción Artística y Artesana. Año 1966, mucho desparpajo y menos escrúpulos. Un ejemplo irónico de cómo funcionar en el franquismo. Ellos pensaron que fabricábamos cinturones para vender en el Rastro y nosotros contactando hasta con Yoko Ono.

P. ¿Conforme con la colección del Reina Sofía?

R. Muy buena calidad en los años veinte y treinta, me encantan los dalís, pero hay tremendos huecos en arte de posguerra. Sería ideal para una muestra colectiva de la nueva figuración madrileña, mejor dicho, generación del 75. ¡Que llevamos 30 años pintando!

P. ¿Qué música escucha?

R. Me refugio en Radio 2 (clásica). Sigo a Antonio Vega, Manolo Tena y atiendo a los Caligari. El resto me deja bastante indiferente.

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