La muerte del Mediterráneo
El Mediterráneo no se muere, lo matamos cada día. Así, en la revista de submarinismo Apnea, en su último número, aparece con sonrisa de satisfacción la foto de un autodenominado deportista (de cuyo nombre prefiero olvidarme) sosteniendo entre sus brazos un ejemplar de la especie Pseudocaranx dentex, al que quitó la vida en pesca submarina en los alrededores de Sant Fellu de Guíxols el pasado 6 de junio.El Pseudocaranx dentex, reconoce el pescador, no es ya especie rarísima en el Mediterráneo, sino que no se tenía noticias siquiera al existir únicamente en mares subtropicales (Atlántico y Pacífico).
Pero esto no es sino la anécdota de la propia categoría: la existencia de una denominada "actividad deportiva", la pesca submarina, que despoja progresivamente de vida los últimos reductos en los que se refugian los peces de nuestro litoral.
Una actividad que carece de reglamentación y que, a diferencia de la caza, permite la muerte de especies únicas como la referida. Algo así como si en España no existieran vedas ni especies protegidas y pudiéramos enorgullecemos impunemente de haber matado el último oso pardo de los Pirineos.
Con raro sentido del humor, en el último Salón Náutico estos extraños deportistas calificaban su matanza como "pesca ecológica". Y, en el colmo de la coherencia, la Federación Española de Actividades Subacuáticas integra en su seno a los buceadores (ecologistas puros) con los pescadores submarinos. ¿Nos imaginamos que en la Federación de Tiro al Pichón estuviera integrada la de Colombofilia?- Javier Nart.
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