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Autopistas informáticas para que circule la información

Lluís Bassets

El futuro es hoy. Los sueños tecnológicos de los años 70 y 80, que contemplaban un mundo totalmente interconectado a través de ordenadores y de medios audiovisuales, están a la vuelta de la esquina.Hasta tal punto es así, que el presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, ha convertido los antiguos sueños en una de las piedras angulares de la política de relanzamiento de la actividad económica y de combate contra el paro hasta el año 2.000.

En estos días de discusión intensa que preceden a la presentación en público del Libro Blanco, el hiperactivo presidente de la Comisión no se cansa de mostrar a sus interlocutores -ya sean comisarios comunitarios, funcionarios o ministros de los países miembros- los dibujos donde se explica qué son las famosas autopistas de la información, en las que se prevén cosas tan novedosas como la telemedicina, la teleadministración o el teletrabajo.

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Delors considera que la utilización del actual potencial tecnológico creará centenares de miles de puestos de trabajo, algunos de ellos sin necesidad de salir de casa, aligerará los trámites y las cargas burocráticas de nuestras sociedades y facilitará la vida a las personas enfermas, a las ancianas o a aquellas que vivan alejadas de los grandes núcleos urbanos.

Transformar la sociedad

La propuesta de Delors desborda de esta manera la estricta idea de un plan de inversiones en infraestructuras o del simple revulsivo para combatir el paro en alza, y se introduce de lleno, plenamente, en la transformación e la sociedad.

El proyecto va acompañado de las cifras de inversiones necesarias para hacerlo realidad. Dichas cifras deberán ser en gran parte privadas, pero contarán con el apoyo del crédito europeo barato obtenido a través de nuevos mecanismos financieros.

Las partidas más sustanciales son 20.000 millones de ecus (3,1 billones de pesetas) para la creación en los próximos cinco años de las redes de autopistas informáticas de gran capacidad; 15.000 millones (2,3 billones de pesetas) para la consolidación de la red telefónica numérica con servicios integrados; 10.000 millones (1,5 billones) para los servicios de vídeo interactivo; 7.000 millones (1,1 billones) para telemedicina y otros tantos para teleadministración; 3.000 (470.000 millones de pesetas) para teletrabajo y otros tantos para la teleformación.

Quedan finalmente 1.000 millones de ecus para el correo electrónico y la misma cantidad para facilitar el acceso electrónico a la información.

La inversión total prevista en el Libro Blanco para las denominadas autopistas de la información es de 67.000 millones de ecus (más de 10 billones de pesetas) desde el año 1994 hasta el año 1999.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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