Núñez acusa a sus jugadores de peseteros
El Barcelona está en el mejor momento de su historia, dice Josep Lluís Núñez, su presidente, pensando en los éxitos deportivos y la buena marcha económica. Michael Laudrup coincide: "Deportivamente estamos en la mejor situación de los últimos años". Todo debería ir como la seda, pero los futbolistas aseguran que su juego es triste, que no se sienten motivados. El en trenador, Johan Cruyff, impone la ley del látigo, multa y prohíbe actividades extradeportivas y Núñez se alía con él, tilda a los jugadores de peseteros y dice que el problema es de abundancia.
La derrota ante el Real Madrid (3-1, en el estadio Bernabéu), en la ida de la Supercopa, ha añadido una gota más de vinagre a las agrias relaciones entre la plantilla y Cruyff, quien, como técnico, aún no ha ganado en el terreno madridista.Núñez afirma no entender por qué la plantilla está triste. "Es un pecado", aseguró ayer durante el acto de la firma del grupo teatral El Tricicle como miembro de la Fundación azulgrana; "no sé qué problemas pueden tener. Los únicos que tienen problemas son los pobres. Pero alguien guapo, millonario y soltero, como Julio Salinas, ¿de qué se queja?".
El presidente personificó en el delantero internacional -el único jugador que, airado, respondió públicamente a la prohibición de Cruyff de seguir presentando el programa televisivo Fantástic- la situación. "El problema de Fantástic es simplemente de dinero por mucho que digan los jugadores. Por eso es injusto quejarse de ganar 80 millones en vez de 85 o 90. Y no quiero dar más importancia al asunto", comentó.
Núñez, que en los últimos meses está mostrando una perfecta sintonía con Cruyff, echó una mano más a su entrenador. "Es positivo que se pida plena dedicación", aseguró en clara muestra de apoyo a las intenciones de su técnico; "es malo distraerse y todos tienen que estar mentalizados". Curiosamente, el punto de partida de las reflexiones presidenciales es el mismo que el que esgrimen los jugadores para asombrarse por la tensión creada: "Vamos los primeros en todo, la caja está compensada, es el mejor momento de nuestra historia y hay que aprovecharlo y disfrutar de estas alegrías. El que se queja es porque quiere".
Eso también lo dice Laudrup, pero quien más se queja, el entrenador, se mantuvo ayer en sus trece. "Evidentemente, no es éste un instante delicado. Estamos arriba y no ha pasado nada", dijo Cruyff, "pero tenemos que evitar que pase. Las decisiones están tomadas. Si el equipo mejora es que está en la línea buena. Entonces, habrá que evitar que caiga otra vez".
Si Núñez acusó a los jugadores de pensar demasiado en el dinero, Cruyff insinuó que no funcionan porque se han aburguesado. "Se han acostumbrado mal y se han olvidado del origen de todo, que es el fútbol. Lo de fuera perjudica".
En el vaivén, los futbolistas cierran filas. Si Cruyff les dice que su problema anímico lo tienen que solucionar por sí mismos, ellos dicen en boca de Laudrup: "La suerte es que somos una plantilla unida. Peores situaciones hemos superado. En efecto, jugamos con poca alegría, salimos a resolver la papeleta. Pero esto lo pasaremos. Por suerte, los jugadores tristes son la minoría. Si no, sí que sería grave".
Una señal de armonía sería un buen partido hoy (20.45, Camp Nou) frente al Logroñés. Cruyff ha concedido un descanso a Sergi, Guardiola e lván: "Los reservo para el miércoles contra el Mónaco".
Alineaciones
Barcelona: Zubizarreta; Ferrer, Koeman, Goikoetxea; Óscar; Eusebio, Nadal, Amor; Stoickov, Romario y Begiristain.
Logroñés: Lopetegui; Dulce, Herrero, Villanova, Antón; Iturrino, Eraña, Martín, Romero; Poyatos y Salenko.
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