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Cerrar una puerta

Cerrar la puerta del diálogo y de la reconciliación nacional. Éste es el principal objetivo que se plantean las fuerzas radicales argelinas desde hace cerca de un mes, coincidiendo con el inicio de la política del diálogo y la reconciliación. Con ésta se pretende zanjar la crisis surgida tras la interrupción de las elecciones legislativas de enero de 1991, en un intento de impedir el acceso al poder de los islamistas del Frente Islámico de Salvación (FIS).El proyecto de reconciliación nacional fue promovido a mediados del pasado septiembre por el Alto Comité de Estado, la presidencia colegiada de la República, y por el propio Ejército, que decidieron poner en pie una Comisión Nacional para el Diálogo. Esta institución está encargada de establecer un pacto nacional, sacar al país de la crisis institucional y hacerlo avanzar, a través de un periodo de transición, hasta la democracia.

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La Comisión Nacional para el Diálogo está compuesta por tres militares de alta graduación y cinco civiles y sus trabajos deberían culminar en las próximas semanas con la celebración de una conferencia nacional a la que deberían asistir todos los partidos, incluidos los islamistas moderados. Este proyecto, sin embargo, ha venido siendo torpedeado desde dos frentes, atenazándolo y bloqueándolo.

El primer frente de ataque a la reconciliación lo configuran las mismas líneas islamistas radicales, opuestas a todo proyecto de diálogo propugnado por los sectores moderados del FIS. Estas fuerzas sumidas en un total nihilismo, propugnan la lucha armada, sin abrir ningún tipo de negociación con las autoridades.

El segundo frente de oposición al diálogo lo configuran los nacionalistas republicanos, compuestos básicamente por las víctimas del terrorismo, los bereberes del doctor Said Saadi, y aquellos sectores de la sociedad más vulnerables por una supuesta ofensiva integrista y que se encuentran sumidos desde hace dos años en una situación de pánico. Propugnan la política policial hasta sus últimas consecuencias, que alternan con reiteradas llamadas al Ejército para que asuma el poder.

La doble maniobra de bloqueo del diálogo está siendo denunciada públicamente en los últimos días por instituciones tan poco sospechosas como la Organización Nacional de los Muyahidin o ex combatientes de la guerra de liberación, que acusan a republicanos e integristas de provocar la desestabilización e impedir el avance del diálogo nacional.

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El Ejército acaba también de condenar estas maniobras y ha lanzado un mensaje en apoyo de la reconciliación y contra los obstruccionistas. El mensaje ha sido redactado por un oficial retirado del Ejército que ha escrito un largo artículo, publicado en la prensa gubernamental, en el que asegura, que "el Ejército no es un espantapájaros". En plena polémica el asesinato del ciudadano español favorece la estrategia de los obstruccionistas y coloca al Ejército más cerca del poder.

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