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Corcuera pide contundencia y lamenta que los trabajadores no entiendan a sus defensores

José Luis Corcuera pidió ayer contundencia. El ex titular de Interior animó a José Antonio Griñán, con el que hace sólo unos días se sentaba en la mesa del Consejo de Ministros, a defender las medidas de reforma del mercado laboral sin miedo de llegar a una eventual confrontación con los sindicatos. Junto a la exigencia de firmeza, el ex ministro no pudo evitar lamentarse: "No es fácil defender los intereses de los trabajadores y que te puedan entender".Corcuera se unió a las críticas contra las centrales y en manifestar que la huelga será injustificada, como, según su criterio, lo fueron las anteriores, convocadas con motivo de la ley de pensiones y el denominado decretazo. El ex ministro del Interior calificó de "situación desastrosa" la que se crearía si prosperaran las tesis de Agustín Moreno, dirigente de CC OO.

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La tensión en la reunión del Grupo Parlamentario Socialista se reflejó en intervenciones de gran dureza, como la de Carlos Guía, que llegó a retar a los sindicatos a que midan su verdadera fuerza presentándose a las elecciones legislativas como cualquier partido.

El ex ministro de Economía Carlos Solchaga resaltó el apoyo "claro" al Gobierno y añadió que las medidas de reforma del mercado laboral "chocan con una cultura sindical y con ciertas ideas preconcebidas".

Algunos parlamentarios consideraron que el desafío de una huelga general debe atribuirse a una situación de debilidad. El diputado Pedro Moya y el senador Alfredo Arija pusieron en cuestión la sinceridad de los planteamientos sindicales ante la negociación e insistieron en la necesidad de dar la batalla de la información.

Hubo también intervenciones más moderadas, como las de Francisco Femández Marugán, responsable de finanzas del PSOE, y los ex ministros José Barrionuevo y Jordi Solé Tura.

Fernández Marugán dijo que había que preguntar a los dirigentes sindicales por qué fallan las negociaciones. "Algunos dirigentes están instalados en el conflicto más que en el acuerdo", dijo. Solé Tura solicitó al Gobierno y al partido que no ataquen a los sindicatos para que "no gane la derecha".

Manuel de la Rocha, miembro de Izquierda Socialista, se puso del lado sindical al criticar los aspectos de la reforma del mercado laboral que, a su juicio, llevan al abaratamiento y facilitación de los despidos.

El guerrista Carlos Navarrete se unió a De la Rocha al manifestar que "la carrera competitiva puede acabar como la armamentística". Navarrete criticó la reforma de los contratos de aprendizaje y lamentó la falta de entendimiento con los sindicatos. Aunque añadió que respaldará al Gobierno, no ocultó sus temores a comenter una equivocación.

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