Volatilidad

Una vez perdido el rumbo, invertir en la Bolsa española se ha convertido en un ejercicio cuyo riesgo potencial aumenta proporcionalmente con el tiempo de permanencia en el mercado. Así las cosas, las operaciones intradía imponen su caprichosa dirección, con el que el desarrollo de esta última jornada ha ofrecido una diferencia del 1,6% entre las cotas máxima y mínima del índice. Las cotizaciones se han permitido subidas y bajadas constantes que no parecían tener detrás más que la inercia de algunas decisiones aisladas que todo el mundo seguía por si acaso.El tipo de cambio de la peseta respecto del dólar puede explicar una parte de las salidas de este mercado, mientras que el resto hace referencia a la ausencia de alternativas para un dinero que, una vez materializados los beneficios de los últimos meses, se ve obligado a tantear de nuevo la renta variable.

Los mercados extranjeros mantuvieron una evolución discreta, a pesar de que una nueva caída de Tokio puso cierto tono pesimista en la apertura. Francfort y París terminaban con pequeños avances, mientras que Londres puso un signo negativo en su principal indicador que era más simbólico que real.

Entre los argumentos de fondo que explican la supremacía de las ventas cabe destacar el enrarecimiento del ambiente laboral tras el anuncio de uno de los sindicatos mayoritarios de convocatoria de huelga general antes de un mes. El índice general terminó con un recorte del 0,96%, 2,85 puntos, que le sitúan en el 294,51%, mientras que el Ibex 35 cede un 1,15% y queda en el 3.288.