Todos contra Hosokawa

La coalición gubernamental japonesa, que en las pasadas elecciones de julio acabó con 38 años ininterrumpidos de monopolio liberal, cumple hoy sus primeros cien días de mandato con unos índices de popularidad sin precedentes en la posguerra. Los asuntos fundamentales (reforma política, corrupción institucional o apertura del mercado del arroz) continúan sin resolverse, pero el 70% de los japoneses encuestados perciben en su primer ministro, Morihiro Hosokawa, un atributo extraño en anteriores jefaturas: la sinceridad.La fragilidad del actual Gabinete, que incluye a socialistas y centristas y surgió del entendimiento entre ocho formaciones contrarias al conservador Partido Liberal Democrático (PLD), no permite aventurar el resultado definitivo del desafío lanzado contra el antiguo sistema. El PLD perdió el Gobierno, pero no todo el poder. Temiendo su definitiva desintegración si el voto urbano se equipara con el rural o las donaciones políticas de las corporaciones son sometidas a mayor escrutinio, busca revancha con 228 diputados en una Cámara Baja de 511 y un ejército de leales burócratas.

Agrupados todos contra Hosokawa, este frente se opone al cambio en un marco político y administrativo amañado, centralista y escandaloso, que fue eficaz para la reconstrucción económica del país tras la derrota de la II Guerra Mundial y cerró el paso a la izquierda durante la guerrra fría, pero estorba tras la desaparición de la URSS y la progresiva incorporación de Japón a la palestra internacional.

Hosokawa, de 55 años, periodista durante un lustro en el influyente diario Asahi Shimbun, nieto del príncipe Fumimaro Konoe y fundador, en mayo de 1992, del Nuevo Partido de Japón, ha comprometido su futuro en la reforma de un andamiaje que invita a la corrupción y condiciona decisiones políticas o administrativas al interés de quienes en los sectores arrocero, empresarial o Financiero ejercieron mecenazgo electoral y exigen puntualmente su gratificación. En ese descomunal empeño ha consumido Hosokawa los mayores esfuerzos de sus primeros tres meses en el Gobierno.

Aunque nadie exige resultados espectaculares en tan corto, plazo, el antiguo gobernador de Kurnarnaoto se impuso el próximo 15 de diciembre como fecha límite para sacar adelante un proyecto que de aprobarse en su concepción original será histórico. Si fracasa prometió la dimisión.

En estos primeros cien días fueron también visibles un acercamiento más paciente a Rusia para ablandar su posición sobre las islas Kuriles , arrebatadas a Japón por el Ejército soviético al término de la última contienda mundial, y un importante avance en las relaciones con la vecina Corea del Sur, principal víctima, con China, del expansionista militarismo nipón de principios de siglo. La modificación fiscal, la desregularización económica y descentralización decisoria, retos a largo plazo, fueron otras grandes causas periféricamente abordadas.

Desde hace semanas, las discrepancias sobre el alcance de la reforma política, fundamentalmente en lo que respecta al cambio de la ley electoral, retrasa el tradicional consenso nipón anterior a la votación parlamentaria y ha descencadenado un frenético mercadeo entre los liberales más reaccionarios y la alianza.