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Crítica:MÚSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

García Abril, en música y libro

El viernes fue una jornada completa de homenaje a Antón García Abril, que el pasado mes de mayo cumplió 60 años. En un salón del Auditorio Nacional fue presentada la biografía del compositor, escrita puntual e inteligentemente por Fernando J. Cabañas, y editada con bella pulcritud por el Instituto Complutense de Ciencias Musicales, y la SGAE, con el patrocinio de la Diputación General de Aragón. Las dos últimas coberturas han hecho posible la publicación, por la firma Bolamar, de las obras de García Abril interpretadas en sus conciertos de la presente semana por la Orquesta Nacional.Como tantas otras veces, los Cantos de pleamar, para orquesta de arcos (1993), son una expresión afectiva de la sensibilidad íntima y poética de García Abril. En este sentido, evocan por momentos la sustancia musical de un Granados o un Esplá, aunque el lenguaje, los procedimientos y la bien trabada textura resulten diferentes por personales e intransferibles. Hay en los Cantos una cierta actitud ante la naturaleza que en García Abril, turolense, cobra con frecuencia connotaciones mediterráneas, quizá por los 10 años juveniles que vivió en Valencia, capaces de pervivir en la distancia, el color y el movimiento de una obra tan reciente como los Cantos de pleamar.

Orquesta Nacional de España

Escolanía de la Sociedad Coral de Bilbao. L. Casariego, (mezzosoprano), D. Abeijón (recitador). Director coro: G. Sierra. Director: Víctor Pablo Pérez. Obras de García Abril.Auditorio Nacional. Madrid, 12 de noviembre de 1993.

Las Alegrías musicalizan con exactitud lingüística y emocional la palabra poética de Marina Romero. Se trata de una cantata-divertimento intermedia entre la música sobre niños y la escrita para niños; su lejano origen podría buscarse en las Canciones infantiles, sobre textos de Federico Muelas, de 1956. El saber, la naturaleza de los poemas y la voluntad de hacer obra unitaria evidencian el tiempo transcurrido entre uno y otro ciclo. Si el material no es popular, la invención y el espíritu que la anima aparece, en ocasiones, cercana a la tradición folclorística. Lola Casariego cantó espléndidamente sus solos, algunos de los cuales se alzan con especial belleza, y el niño David Abeijón fue un recitador gracioso y convincente. El doble coro y la ONE trabajaron muy bien guiados con pulso firme y criterio creativo por Víctor Pablo Pérez. Se trató de un programa distinto que obtuvo una acogida entusiasta, especialmente en el caso de las Alegrías.

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