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Un 'jumbo' de Iberia regresa a Barajas tras media hora de vuelo por un fallo en el motor

Los 360 pasajeros de Iberia que embarcaron ayer, a las 12.40, rumbo a Nueva York en un jumbo de Iberia en Barajas aterrizaron media hora después en el mismo aeropuerto. En pleno vuelo se les informó de que el avión sufría "fallos técnicos". El comandante había registrado la rotura de un eje y tomó la decisión de no cruzar el Atlántico con un motor de menos. Mientras, el portavoz de la compañía aérea recalcaba ayer que, "para Iberia, la seguridad es lo primero" decenas de viajeros rellenaban las hojas de reclamaciones en la terminal de Barajas.

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Mientras el jumbo soltaba por sus alas el combustible en pleno vuelo, como medida de seguridad, el pasaje permanecía sereno: no se produjeron escenas de pánico aunque, a varios miles de pies de altura, unos repasaban su vida, otros rezaban y otros se lamentaban por su suerte.Gemma, una catalana de no más de 20 años, repasó su vida entera, "como una película", tantas veces como le dio tiempo en la eterna media hora. A medida que se acercaba el momento del aterrizaje, su amiga Rose, mayor que ella y más tranquila, reflexionaba: "Lo tengo todo arreglado, papeles y todo; llorarán un poco y ya está, se acabó".

Otros se encomendaron a todos los santos y rezaron "hasta el jesusito de mi vida". "En el fondo sabía que no iba a pasar nada, pero en media hora te da tiempo a todo, a acordarte de todas las tragedias de aviones ocurridas, a pensar que no pasa nada, a intentar leer, y hasta a rezar, lo que no hacía desde pequeña", comentaba una vasca que prefirió no identificarse.

La Maratón de Nueva York, que se celebra el próximo domingo, era el destino de la mayoría de los pasajeros. Los maratonianos, con su corazón y sus músculos de acero puestos a punto, sólo perdieron los nervios al aterrizar. Iberia recibió decenas de reclamaciones de unos clientes que se sintieron mal informados y mal atendidos.

El colmo de vueltas

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El vuelo empezó a dar la lata a los viajeros desde antes del despegue. Estaba previsto para las 12.40 horas, pero sufrió un retraso de 30 minutos en la salida. Los pasajeros, tras ser trasladados hasta el avión en autobuses, fueron devueltos a la puerta de embarque porque había que reponer combustible para compensar el peso de 30 viajeros inscritos a última hora. El mismo combustible que luego cayó sobre Madrid.

"Es el colmo, que después de que nos tengan dando vueltas en el aire, otra vez para abajo; además, creo que hoy es el día internacional de la atención al cliente, o de la calidad ¿no?, pues ya ves cómo lo celebran aquí", comentaba Pepa, una barcelonesa de Olesa de Montserrat.

"Tal vez lo más preocupante de todo", indicó un portavoz de Iberia, "fuese el hecho de que los participantes de la maratón se quedasen sin concursar en la prueba, pero como ésta comienza el domingo, no hay ningún problema".

Pero los corredores no pensaban igual. "Es que la cosa tiene narices; te pasas año y medio entrenando duro, y ahora se va todo al traste por esto", se quejaba Antonio Pareja. Este deportista aseguraba que, para hacer una buena carrera, eran necesarios tres días en Nueva York para aclimatarse", algo ya imposible para los viajeros del jumbo. "Los nervios, el cansancio, todo va a repercutir en las marcas", comentaba también otro corredor.

Hoteles y protestas

Los pasajeros cenaron, invitados por Iberia, en el restaurante del aeropuerto y luego se dirigieron en autobuses a los hoteles Barajas, Diana y Alameda a esperar que dieran las tres de la madrugada, hora fijada por la compañía para el segundo y definitivo despegue.

Durante un momento, según indicaron fuentes de la compañía, se barajó la posibilidad de sustituir el Calderón de la Barca, -así se bautizó al jumbo en su día- por otro que llegaba de Buenos Aires, pero la empresa optó por conducir el jumbo a los hangares y sustituir el motor averiado.

Unos 60 clientes de Iberia decidieron quedarse en la sala de embarque y no alojarse en los hoteles facilitados, como protesta por el retraso.

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