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45.000 personas festejan a la Almudena en su catedral

El templo estuvo abarrotado casi todo el día

Era la primera vez que los madrileños festejaban la fiesta patronal con la catedral de la Almudena terminada, tras cien años de obras. Esta novedad, junto al sol y la tradición, consiguió casi duplicar el número de asistentes esperados. Un total de 45.000 personas abarrotaron la explanada del templo y parte de la calle de Bailén para acudir a la misa cantada del mediodía, cuando los termómetros marcaban 18 grados.Antes de que comenzara la misa, cantada por el arzobispo Ángel Suquía, fue necesario abrir las rejas que comunican con el Patio de la Armería del Palacio Real para hacer sitio a los asistentes. El vicario episcopal, Antonio Portillo, estimó en unas 50.000 personas la asistencia, el doble que el año pasado y el doble de lo esperado. El cálculo de los 45.000 asistentes lo efectuó este periódico contando cuatro personas por metro cuadrado en la extensión ocupada por el público: la plaza de la Armería -150 metros por 40- y 200 metros de la calle de Bailén, que tiene un ancho de unos 45 metros.

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EL BAILE DE LA PATRONA.

El alcalde, José María Álvarez del Manzano, que acudió junto con la mayoría de sus concejales, depositó una ofrenda floral a los pies de una descomunal imagen de papel de la Virgen de la Almudena, aunque los fieles, desinformados, no trajeron muchas flores a María, tal como se recomendó. No acudió ningún representante del Gobierno socialista regional, que había sido invitado en pleno.

El predominio de la tercera edad era patente a simple vista. Los madrugones de día festivo fueron masivos. El sacerdote José Luis Sáenz Diez llegó de los primeros a la catedral para probar la megafonía. Sería el encargado de animar a la multitud desde el altar al aire libre.

Pero la catedral tuvo animación todo el día. Las misas vespertinas de las seis y las ocho no dieron un respiro al templo, que, al igual que en la primera misa de las 11.00, consiguieron llenarlo.PASA A LA PÁGINA 3

La recaudación obtenida en la misa mayor de ayer se destinará a terminar la catedral de la Almudena

VIENE DE LA PÁGINA 1La recaudación de la colecta se destinará a las obras finales de la catedral. "Aún quedan la ornamentación de la fachada principal, la limpieza del entorno del templo, la pintura de los techos y algunos detalles de ornamentación del interior. En total, faltan unos 500 millones de pesetas", señaló Antonio Portillo, vicario episcopal y delegado para las obras de la catedral. Explicó que el patronato de la Almudena está próximo a su disolución y que el dinero que falta lo afrontará una comisión que nombrará Suquía.

Atentamente, castizos y chulapos, la Policía Municipal a caballo, las damas de honor de la Virgen de la Almudena, el conde de Alburquerque, las damas de negro del rosario cantado, el concejal Ángel Matanzo, las esposas de los ediles y decenas de miles de fieles escucharon la prédica, siguieron la consagración y se dieron la paz con besos y apretones de manos.

Al final de la Eucaristía, un centenar de sacerdotes y seminaristas se fundieron en la multitud y repartieron 15.0001 hostias. "Hemos consagrado más formas que el año pasado en previsión de la cantidad de gen te que vendría al estar la catedral terminada", explicó Ángel Portillo, el vicario episcopal.

El Ayuntamiento facilitó las 4.800 sillas de madera y metal instaladas frente al altar, en el centro de la explanada. "Este año han puesto más sillas, pero yo he llegado a las nueve de la mañana para poder sentarme", señala Adoración Sánchez, de 72 años. Marina Romero, de 73 años, ha venido a pedir: "Tengo mucho reuma y mi marido padece del corazón. Mis hijos están sin trabajo. La Virgen siempre me ha respondido".

Samur, el servicio de urgencias del Ayuntamiento, tuvo que atender ocho casos, de los cuales sólo uno tuvo que ser trasladado al hospital Clínico. "El sol y la multitud han provocado lipotimias y mareos, principalmente", señaló uno de los responsables. No hubo más problemas de orden que los suscitados por los empujones que propinaba la gente en busca de un sitio desde el cual fuera visible el altar. Los prados de la calle de Rebeque fueron los más codiciados. Los años no fueron impedimento para que Ángel Mayor, de 69 años, trepase por las rejas del Patio de la Armería.

El animador, Sáenz Diez, felicitado al final de la celebración por algunas mujeres piadosas, se veía contento: "Por fin esta fiesta se ha estabilizado. Con la catedral terminada ha adquirido solera".

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