Juan Llorens, nuevo presidente de Seat, anuncia "medidas duras"
Juan Llorens, nombrado ayer nuevo presidente del consejo ejecutivo de Seat, pidió ayer "perdón por anticipado por si hay que tomar medidas impopulares". En su presentación, Llorens dijo que "haremos cosas duras, pero es el momento de dejar de esconder la cabeza debajo del ala o meter la basura bajo la alfombra".El consejo de Seat nombró ayer a Llorens nuevo presidente de la empresa. Ferdinand Piéch, presidente de Volkswagen, señaló en Madrid (en una conferencia de prensa en la que no se permitió a los informadores formular preguntas) que Llorens -que ha trabajado en Leyland, el INI y Enasa- es el interlocutor válido para trabajadores, sindicatos y gobernantes.
Llorens reiteró que el objetivo de Volkswagen es convertir a Seat en "líder en Europa en los segmentos de mercado en que participa" y que la firma seguirá siendo "una empresa, no una fábrica". Juan Llorens dijo que no había aceptado el cargo hasta que no se le garantizó esto pero que "en un mercado global con una competencia encarnizada era necesario reordenar la empresa bien, lo menos traumáticamente posible, pero pronto".
Llorens dijo que "el personal debe ser consciente de que se está exigiendo mucho a proveedores, concesionarios y talleres concertados y hay que aplicar estos mismos criterios internamente".
Reacciones encontradas
Walzer dijo que la restructuración tiene un "precio muy alto" y que sólo se podrá hacer "si toda las partes: Volkswagen, Seat, proveedores, empleados y Administración participan".
Las reacciones al nombramiento de Llorens no se han hecho esperar. El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, declaró que "es una muy buena designación porque conoce el sector" y tiene la confianza del propietario. Para CC OO de Seat "no es el más idóneo... porque fue quien desmanteló Pegaso". Para este sindicato, "las referencias que tenemos no son muy buenas. A lo mejor viene a ayudar a la empresa, pero no a nosotros".
Por otro lado, la dirección de Seat propuso ayer a los sindicatos una regulación de jornada que afectaría a toda la plantilla de Zona Franca durante los dos últimos días de noviembre y los días 1,2,3,9,10,20, 21 22 y 23 de diciembre. Los sindicatos rechazaron la propuesta. La dirección reiteró su plan de rebajar un 10% los salarios el próximo año y cifró en 42.000 millones el coste de reducir 3.000 empleos mediante prejubilaciones.
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