El electorado peruano legitima por un pequeño margen el autogolpe de Alberto Fujimori
Algo más de un 55% de los electores peruanos votó ayer en referéndum a favor de salida de una nueva Constitución, según resultados provisionales adelantados por dos cadenas de televisión en encuestas realizadas a la salida de los colegios electorales. La nueva Constitución legitima el régimen de hecho del presidente Alberto Fujimori, de 54 años, quien el 5 de abril del año pasado clausuró el Congreso en un golpe apoyado por los militares.
Según los preceptos de la Constitución aprobada ayer, que consta de 206 artículos, se permite la reelección inmediata del presidente, se introduce la pena de muerte contra los delitos de terrorismo y se implanta un orden económico neoliberal. Se suprime la garantía de estabili dad laboral y la gratuidad absoluta de la enseñanza universitaria. Esto, que había sido una propuesta del novelista Mario Vargas Llosa, candidato derrotado en 1990, le costó buen número de votos.Estos fueron los temas más debatidos durante el periodo previo al referéndum. No puede hablarse propiamente de campaña electoral, porque la única propaganda que se percibió era la favorable al sí y una presencia permanente y casi obsesiva de Fujimori en todos los canales de televisión y a todas horas. El presidente no tuvo el menor empacho en convertir, incluso ayer, el momento de emitir su sufragio en un último mitin electoral, cuando a las nueve de la mañana las urnas llevaban ya oficialmente una hora abiertas.
Provisto de un megáfono, Fujimori lanzó un discurso en el mismo recinto electoral, seguido de una conferencia de prensa de unos tres cuartos de hora, transmitida por los canales de televisión a todo el país.
Con evidente modestia, Fujimori no vaciló en calificar la votación de ayer de tercer hito en esta década de la historia de Perú.
Añadió Fujimori que los otros dos hitos habían sido el 8 de abril de 1990, "cuando la ciudadanía del Perú apostó por una nueva opción", es decir, le votó a él como segundo candidato para disputar la segunda vuelta al novelista Mario Vargas Llosa, y "el 5 de abril de 1992, cuando decidimos, con mayoritario respaldo popular, acelerar nuestro proceso de reconstrucción nacional", es decir, el fujigolpe que dejó a Perú sin los poderes legislativo y judicial.
El elevado porcentaje de votos contra la Constitución, casi un 45%, indica que en los últimos días ha crecido en Perú un rechazo hacia el presidente Fujimori, quien se volcó en una campaña desesperada a favor del sí a la Constitución y convirtió la votación de ayer en un auténtico plebiscito sobre su gestión presidencial.
Mayoría necesaria
La nueva Constitución fue elaborada por el Congreso Constituyente Democrático (CCD), de 80 miembros, elegidos el pasado noviembre para sustituir al Congreso destituido por el fujigolpe del 5 de abril de 1992. En el referéndum de ayer los electores peruanos tenían que responder con un sí o un no a la pregunta "¿Aprueba usted la Constitución aprobada por el Congreso Constituyente Democrático?".
Fujimori logró la mayoría necesaria para su proyecto de Constitución gracias al electo rado de Lima, donde más de un 61 % voto sí, mientras que varios departamentos del interior votaron en contra de la nueva Constitución. En el interior de Perú la votación a favor del sí apenas llegó al 53%. En Lima y la provincia vecina de El Callao se concentran casi el 40% de los casi 12 millones de electores que ayer estaban convocados a las urnas.
La votación para aprobar la Constitución, lo que ocurría por primera vez en la historia del país, se inició en un ambiente de indiferencia y desinterés, que causo problemas a la hora de constituir las mesas de elección.
Para Fujimori, el resultado de ayer es una llamada de atención y una advertencia de que gobierna con el apoyo de tan sólo la mitad del electorado. Cuando se contabilicen los votos blancos y nulos, más el porcentaje de abstención, se constatará que menos de la mitad de los peruanos han aprobado la nueva Constitución.
Ante repetidas preguntas de los periodistas sobre su anuncio de que dimitiría si los electores no aprobaban ayer la Constitución, Fujimori no se quiso comprometer y se limitaba a repetir que no consideraba la posibilidad de perder.
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