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JULIO IGLESIAS, LIBERADO.

"La respuesta a ETA está en la calle"

Julio Iglesias Zamora llama "torturadores'' a los terroristas que le mantuvieron secuestrado 117 días

El ingeniero Julio Iglesias Zamora pasó sus 117 días de secuestro a manos de ETA en un diminuto habitáculo de 1,80 metros de alto por 1,80 de largo y 1,60 de ancho, que él mismo definió como "un ataúd". El habitáculo, extremadamente húmedo, tenía las paredes recubiertas de un plástico blanco y sus reducidas dimensiones sólo le permitían avanzar tres pasos con la cabeza rozando el techo.En su primera jornada de libertad, Iglesias no dio muestras de estar bajo los efectos del denominado síndrome de Estocolmo. "Me han torturado, la incomunicación es una tortura. Es inhumano, no creo que ninguna persona se merezca algo semejante. Yo no se lo deseo a nadie", manifestó ante la multitud de informadores, familiares, amigos y compañeros de trabajo que asistieron a su conferencia de prensa.

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A ETA le digo lo que ya le ha dicho el pueblo: la respuesta está en la calle", indicó, tras reclamar a la banda que le devuelva la alianza de matrimonio y los escritos sobre nuevos proyectos de Ikusi en los que ha trabajado durante su cautiverio. Tras las primeras reacciones de júbilo por la liberación, reclamada por la ciudadanía vasca con una intensidad sin precedentes, los partidos y organizaciones pacifistas vascos, han mostrado su inquietud y pesar por la sospecha, firmemente asentada, de que ha estado precedida del pago de un cuantioso rescate.

"Os debo mucho"

Cuando Iglesias salió de su casa para someterse a una revisión médica, tras una noche de emociones y reencuentros, dijo que tiene mucho que agradecer a los vascos. "Os debo mucho y trataré de responder a todas vuestras preguntas". A su regreso del centro hospitalario, y antes de que comparecer ante la prensa, una citación del juez de la Audiencia Nacional Carlos Bueren le condujo a la comisaría de policía donde declaró más de tres horas. Presentaba un aspecto saludable y feliz. Todos sus allegados destacaron este aspecto. "Sabía que él podía soportarlo porque es una persona con la cabeza bien formada", afirmó su tío, Ángel Iglesias.

El liberado ignora si el lugar donde ha permanecido secuestrado se halla muy distante del punto en que fue abandonado. Antes de ser sacado del escondite, sus guardianes le durmieron inyectándole un somnífero. Salió del letargo sobre las 20.30 del viernes. Se encontraba caído en unos matorrales en un paraje de pinos y hayedos, a medio kilómetro de la carretera que sube al monte Arrate, en Eibar, límite fronterizo entre Guipúzcoa y Vizcaya.

"Me pareció grandioso poder respirar y contemplar la noche y la luna", indicó ayer. Todavía aturdido por el somnífero, descendió la ladera del Arrate hasta llegar al restaurante Cantabria, desde donde telefoneó a un taxista amigo que trabaja habitualmente para Ikusi, y a continuación llamó a su casa. Por alguna extraña razón, bromeó a su hijo mayor, Jon, de 11 años, cuando atendió la llamada. "¿Jon?, ¿qué tal está usted?, eh, hola, que soy yo, el aita [papá]". Jon no reconoció la voz y le pasó el teléfono a su madre. "He pasado tanto tiempo fuera que ya no me reconocen ni mis hijos", comentó a su mujer, Marisa Liceaga, en la emocionada conversación que mantuvo después.

"Se le saltaban las lágrimas cuando le conté que la gente se había manifestado en su defensa de una manera increíble", ha indicado el taxista José Alfonso Jiménez. Nada más introducirse en el coche, tras los abrazos y felicitaciones, Iglesias le preguntó inmediatamente por su familia.

Iglesias no sabía nada de las movilizaciones de sus compañeros de Ikusi, de la campaña del lazo azul ni de las manifestaciones, pero sus guardianes tuvieron interés en contarle las muertes de Yanci y Galparsoro, así como el asesinato en Madrid de un militar.

Ayer no cesó de sonar el teléfono en el domicilio de Julio Iglesias con decenas de llamadas de felicitación. El Rey y el lehendakari, José Antonio Ardanza, le expresaron personalmente su enhorabuena. Mientras, José María Olarra, de la Mesa Nacional de HB, aludió a las buenas condiciones físicas del ingeniero para exigir "las mismas condiciones para los detenidos por la Guardia Civil".

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