"El GATT no está bloqueado por una mera querella entre Francia y EE UU"
Es raro que Édouard Balladur se salga de sus casillas, pero la actitud de Estados Unidos en las negociaciones comerciales del Acuerdo General sobre Aranceles. y Comercio (GATT) casi lo consigue. "¿Qué es lo que se quiere? ¿Un monopolio mundial de las compañías cinematográficas norteamericanas? ¿La desaparición total del cine europeo?", se pregunta el primer ministro francés al abordar la exigencia de Washington de que los europeos levanten sus últimas barreras a los productos audiovisuales made in USA. En esta entrevista a EL PAÍS y otros dos periódicos europeos, primera a medios de comunicación extranjeros desde su llegada a Matignon, residencia oficial de los primeros ministros franceses, Balladur rechaza que la liberalización del comercio mundial esté bloqueada por "una mera querella franco-norteamericana sobre los cereales". Estados Unidos, Japón y otros países no europeos", dice, "no hacen los esfuerzos necesarios para que avancen las negociaciones".
Pregunta. En las negociaciones del GATT, su Gobierno sostiene un duro pulso con Estados Unidos en defensa de la agricultura francesa. Al poner el acento en ese sector, ¿no están ustedes subestimando los intereses de los sectores industrial y de servicios de Francia?
Respuesta. No, en absoluto. La Comunidad Europea (CE) se ha fijado, en los consejos de ministros de los pasados 20 de septiembre y 4 de octubre, una serie de objetivos a alcanzar en la negociación de la Ronda Uruguay del GATT. Esos objetivos afectan al acceso al mercado, la agricultura, los servicios, la organización mundial de comercio, las subvenciones, el acero, la aeronáutica y muchos otros temas. Francia se adhiere totalmente a todos esos objetivos pero la negociación no progresa como sería deseable porque numerosos interlocutores no europeos no hacen los esfuerzos necesarios.
P. ¿A qué interlocutores y a qué esfuerzos se refiere?
R. Deseamos que Estados Unidos, Japón y otros países muestren una disponibilidad a bajar sus aranceles comparable a los esfuerzos ya realizados por la Comunidad. Se acusa a los europeos de proteccionistas, pero tenemos los aranceles más bajos del mundo. También estamos muy lejos de un acuerdo sobre la organización mundial del comercio y la eliminación de la práctica de las sanciones unilaterales. Los europeos queremos, asimismo, un acuerdo multilateral sobre el acero que sea acompañado por el levantamiento de las sanciones norteamericanas. Y pedimos mecanismos que permitan a Europa preservar su cine y su cultura. -
P. Francia parece estar aislada en el seno de la Comunidad en estas negociaciones del GATT. Se acusa a París de someter a una dura prueba la solidaridad de los Doce.
R. Hay dos concepciones de Europa: una ve en Europa un gran mercado que debe fundirse progresivamente en una amplia zona de librecambio; otra intenta darle una fuerte identidad, intenta desarrollar políticas comunes. Esta última visión, que insiste sobre la capacidad de Europa para desempeñar plenamente su papel en la escena internacional, es la que siempre ha animado a Francia. Creo que, en efecto, la negociación actual permite reflexionar sobre la Europa que queremos edificar. La verdadera cuestión estriba en saber si Europa debe existir como un conjunto que defienda sus intereses o debe ser una casa sin puertas ni ventanas, abierta a todos los vientos del mundo. ¿Queremos poner en peligro la Política Agrícola Común, el Airbus, la política audiovisual? ¿Aceptaríamos una organización mundial del comercio que no coloque a todos los Estados en el mismo plan y que tolere que tal o cual disponga de armas de las que los otros están desprovistos? Francia no está dispuesta a aceptar eso, y creo que la mayoría de los países europeos comparten nuestras convicciones.
P. ¿No se ha convertido el debate sobre el GATT en un pretexto para que los franceses más nacionalistas vuelvan a atacar a Europa?
R. Una cierta concepción de Europa, la que acabo de citar, la de De Gaulle y Adenauer, es ampliamente compartida por la opinión pública francesa y por todos los partidos. Incluso en los momentos más fuertes del debate sobre Maastricht, nadie puso en cuestión esa concepción. En cuanto a las negociaciones de la Ronda Uruguay, no existe división en la opinión francesa.
P. Ustedes se niegan a que los productos audiovisuales sean asimilados a mercancías sometidas a los avatares del mercado.
R. Por supuesto. Querría recordar algunas verdades elementales. La primera es que no hay ninguna hostilidad respecto a Estados Unidos y su cine. Con frecuencia es excelente, y, a veces, y pienso en el cine neoyorquino, más apreciado en Francia que en Estados Unidos. La segunda se resume en dos cifras: los norteamericanos exportan 3.750 millones de dólares anuales hacia Europa en obras cinematográficas; los europeos exportan a Estados Unidos 250 millones de dólares. No puede decirse que Europa esté cerrada a las producciones norteamericanas.
P. Los jefes de Estado y de Gobierno de la CE se reunirán en Bruselas la próxima semana. En vísperas de esta reunión, ¿cuál es su análisis sobre la situación de la seguridad en nuestro continente?
R. Tenemos que hacer dos cosas: encontrar una solución a la crisis en la ex Yugoslavia y dotarnos de los medios que eviten el desencadenamiento de crisis semejantes. Deseo que el Consejo Europeo extraordinario del 29 de octubre movilice ayudas urgentes a las poblaciones civiles de las repúblicas de la ex Yugoslavia y dé un nuevo impulso a las negociaciones de paz. En cuanto a los medios de prevenir la repetición del drama yugoslavo, ese debe ser un objetivo prioritario de la política exterior y de seguridad común de la naciente Unión Europea.
P. ¿Cree usted que la estructura del Consejo de Seguridad de la ONU es adecuada a las nuevas realidades internacionales? ¿No deberían incorporarse nuevos miembros permanentes?
R. El Consejo de Seguridad debe reflejar la importancia respectiva de los principales países y regiones miembros de la ONU. Francia es favorable a una ampliación del Consejo de Seguridad que tenga en cuenta la creciente importancia de Europa y el nuevo papel que, legítimamente, Alemania aspira a desempeñar.
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