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El 'capo' Oubiña dice que un coronel de la Guardia Civil pretendió trabajar para él

Laureano Oubiña, el principal procesado en el macroproceso al narcotráfico gallego, trató ayer de desviar las acusaciones que pesan contra él involucrando al coronel Arsenio Ayusa, ex jefe del Servicio Fiscal de la Guardia Civil. Oubiña replicó al fiscal con insolencia y afirmó que su actual situación se debe a no haber atendido la demanda de trabajo del coronel cuando a éste le quedaban dos años "para jubilarse sin oficio ni beneficio".

Oubiña consiguió poner sordina a las acusaciones de ser el principal distribuidor de cocaína en las rías gallegas y de canalizar miles de millones de pesetas a través de sociedades dirigidas por testaferros, hehos por los que el fiscal pide para él 22 años de cárcel.Desde el principio de su declaración, el procesado dejó constancia de por qué es el más temido de los presuntos capos que se sientan en el banquillo. Su tono transgredió con frecuencia los límites de lo tolerable, y el presidente del tribunal tuvo que llamarle la atención por sus permanentes desplantes al fiscal Javier Zaragoza, jaleados por sus compañeros de banquillo. "Usted pregunte lo que quiera, venga para acá, que ya tenía ganas de verle a usted cara a cara, porque hace tiempo que no le veía", advirtió al acusador público.

Con su fuerte acento gallego, Oubiña aceptó haberse dedicado durante años al contrabando de tabaco y admitió incluso que hizo algún dinero transportando marisco con una flota de camiones frigoríficos, antes de ser nombrado "gerente" del Pazo Bayón, su residencia cuando fue detenido.

Fiscal. ¿Cuándo compró el Pazo Bayon?

Oubiña. Yo no compré Pazo Bayón. Fue una empresa la que lo compró. Yo era el gerente.

F. ¿Qué empresa fue?

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O. Está en, el registro.

F. ¿Cuánto costó? ¿Fueron 225 millones?

O. Esto lo saben los dueños, pregunte usted a la empresa. Está todo registrado en Vilagarcía. Yo no pagué nada.

El procesado explicó que no tenía bienes a su nombre, pero admitió que aún conserva el dinero que hizo con los camiones frigoríficos. "¿Dónde tiene ese dinero?", inquirió el fiscal. "¿A usted qué le importa? En el colchón, y una parte en una viga", replicó Oubiña.

Al ser preguntado por su relación con otros procesados, el presunto capo de la cocaína no dejó títere con cabeza. "A Charlín le transporté mejillón congelado, pero no me pagó unos portes y le mandé a hacer puñetas". "A Portabales [el arrepentido que le acusa] le vi una vez en la prisión de Pontevedra y le di dos tortas y una patada en el culo. Fueron dos hostias mal dadas".

Toneladas de hachís

Oubiña rechazó cualquier vinculación con el tráfico de drogas cuando el fiscal le interrogó por una carga de 20.000 kilos de hachís. "Yo no tengo relación con droga ninguna y usted lo sabe". Negó haberse relacionado en Suiza con un traficante italiano llamado Tonino y dijo que nunca trató con marroquíes, "ni con hombres, ni con mujeres". También negó conocer al capo colombiano Fabio Ochoa.A preguntas de su abogado, Manuel Tuero, Oubiña atribuyó su situación actual a una venganza del coronel Ayuso, del que tuvo noticias por Rafael Guzmán, director de Poliship, una constructora de barcos para la Guardia Civil. "Guzmán me dijo que el coronel Ayuso quería trabajar, que le faltaban dos años para jubilarse, pero que no le quedaba oficio ni beneficio y tenía dos hijos. Yo le contesté que ya había dejado lo del tabaco".

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