Maurras no es el problema
El pasado día 14 aparece un artículo firmado por Joaquín Leguina en el diario EL PAÍS donde recuerda una de las calles del distrito de Chamartín, la de Carlos Maurras, situada en el barrio de Nueva España. Hace una pequeña historia de quién era Carlos Maurras, de su comportamiento personal y de sus ideales políticos. Asimismo, señala que con ese nombre se decidió bautizar la calle (le nueva creación en el Pleno del Ayuntamiento de Madrid del 21 de octubre de 1953, hace exactamente ahora 40 años, los mismos que tiene el citado barrio de Nueva España.
Responsables del periódico EL PAÍS me invitan a realizar un comentario sobre el aludido artículo, al ser concejal presidente de la Junta Municipal del distrito de Chamartín, designado por nuestro actual alcalde. José María Álvarez del Manzano. A ello me presto gustoso.
El callejero madrileño está lleno de nombres de personas o hechos que recuerdan momentos de la historia, desde los más populares hasta otros que nos costaría trabajo recordar, obligándonos a recurrir a los archivos municipales o a cronistas de la villa como Mesonero Romanos, o los actuales. Ángel del Río, López Sancho, Enrique de Aguinaga o Águeda Castellanos.
El actual Gobierno municipal no es partidario de cambiar los nombres de las calles, paseos o parques que, sin aportar ningún beneficio a la ciudad, si crean problemas y gastos a los vecinos, Por eso la opinión de los afectados resulta de gran importancia.
Cuando se propone un nombre para un nuevo vial o jardín, simplemente tenemos en cuenta sus méritos o la importancia del hecho histórico, nunca miramos si estuvo situado a "la orilla izquierda o derecha" (usando las mismas palabras que el señor Leguina utiliza al final de su artículo).
Pudo Joaquín Leguina solicitar y cambiar el nombre de esta calle, como hicieron con otras muchas cuando tuvo muy importantes responsabilidades en el Ayuntamiento de Madrid.
Como ejemplo, en este distrito, y de que no miramos "la orilla", las cuatro zonas que rodean el Auditorio de Música reciben los nombres de Pablo Sorozábal, Andrés Segovia, Rodolfo y Ernesto Halffter y Joaquín Rodrigo. Estos dos últimos, por iniciativa del actual equipo de gobierno municipal.
Durante este año de 1992 hemos instalado los bustos de Andrés Segovia, en la plaza que lleva su nombre, y el de Pablo Sorozábal, en los jardines dedicados a él.
Es importante respetar la historia; es importante respetar a los antepasados; pero, al hilo del artículo de Joaquín Leguina y como cierre a este comentario, le recuerdo que por el cargo que actualmente ocupa, presidente de la Comunidad Autónoma de Madrid, insisto, le recuerdo que no nos olvidemos del presente, y éste es ahora, para gran número de vecinos de la calle de Carlos Maurras: el problema de la aluminosis, que, aunque de escasa importancia, tienen algunos de los edificios que habitan, y que nos hubiese gustado, cuando hace dos años se detectó, encontrar algunas respuestas positivas de la Comunidad Autónoma, pero no parecieron enterarse. El Ayuntamiento se enteró, actuó, estuvimos y estamos con los vecinos, como es nuestra obligación, sin duda; pero no sólo nuestra: se necesita el mayor apoyo de las administraciones cuando surgen los problemas.
Miguel Cantos Hernández, del Partido Popular, es concejal presidente de la Junta de Distrito de Chamartín.
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