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Reportaje:

Para que aprendas

Exposición de 50 fotos que eternizaron la solidaridad entre generaciones

Abuelo, ¿por qué tienes el pelo blanco? Porque soy mayor. ¿Y por qué eres mayor? Porque tengo muchos años. ¿Y por qué tienes tantos años? Mira, pequeña, voy a contarte una historia... Y su cuento quedó reflejado en una fotografía. Él, con el pelo cano, reposa en un banco; ella, sentada en sus rodillas, escucha la voz de la sabiduría. En el horizonte, dos enormes petroleros, y entre ellos, los rayos del sol, ocultos por la bruma, comienzan a desvanecerse volviendo el agua de un color dorado. Ocurrió en Algorta, Vizcaya, en 1984, y Gonzalo Martínez Azurmendi recogió el momento.Como él, otros 19 fotógrafos exponen hasta el próximo viernes 50 obras en la Universidad de Alcalá de Henares para reclamar el papel de los Maestros de vida, nombre que recibe la muestra, organizada por la Fundación La Caixa. Las fotografías intentan dar fe de situaciones cotidianas a la vez que ilustrar un estado ideal de solidaridad entre generaciones.

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El duende sabio

Y quién mejor que los propios mayores para explicar el significado de las instantáneas a los visitantes de la exposición. María, de 73 años, o Nieves, de 65, o Avelino, con medio siglo a sus espaldas, y 20 personas mayores más, a petición del Ayuntamiento alcalaíno, se turnan a diario y de forma desinteresada para atender a aquellos que deseen saber los pormenores de la exposición.

Pilar San Surjo, ama de casa y representante de la mujer en un centro del Inserso en la ciudad, asegura sentirse joven a sus 58 años, y dice: "Con los chavales, como tienen esas ideas, antes de que les digas las cosas ya te las explican casi todas ellos". Esta mujer, que aún hace a sus nietas muñecas de trapo para escuchar sus halagos -"anda, abuelita, que te enrollas muy bien"-, cree que los mayores que nunca fueron al colegio pueden enseñar mucho a los jóvenes.

Pero ante los ojos de los pequeños visitantes pasan estampas que no aciertan a comprender, como la que el fotógrafo Tino Soriano recogió el pasado año en una casa en Sant Lluís, Menorca. Del techo cuelgan racimos de tomates pequeños, que los niños confunden con uvas, mientras una señora mayor comprueba con sus manos marcadas por los años que están maduros. Tras ella, y también colgados de las vigas de madera, cestos de esparto.

La clase comienza a requerimiento de los visitantes: "Los cestos cuelgan del techo y están separados de la pared para evitar la humedad y que los bichos puedan colarse dentro".

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La ternura de una oronda señora que mantiene en su regazo a su perro es el pie para que Silvestre, otro de los expertos guías, diserte ante sus interlocutores sobre "lo desalmadas" que son aquellas personas que al llegar el verano abandonan a sus animales en vez de llevarlos con un familiar o gastarse el dinero dejándolos en un sitio donde se les cuide. Y la instantánea realizada en un pajar es motivo más que suficiente para que alguno de los niños o niñas conozca qué es la paja, escuchando a los abuelos hablar de las épocas invernales, "hace tiempo", suspiran con nostalgia, cuando se acurrucaban entre ella para evitar el frío.

Comunicación perdida

Pero las imágenes que cuelgan de la sala de exposiciones se alejan de la realidad cotidiana, y las relaciones entre generaciones que sienten, y padecen en muchos casos, las personas mayores distan mucho de ser las idóneas, especialmente en los grandes núcleos urbanos. La comunicación de los nietos con el abuelo o la abuela "se ha perdido", al igual que la comprensión entre ellos, coinciden en señalar muchos de los visitantes. Pilar, sin embargo, asegura orgullosa que su hijo -"el que vive en París"-, cuando las niñas tienen vacaciones, no pierde un minuto para traerlas a su casa en Alcalá de Henares.Organizadores y visitantes coinciden en señalar el paulatino arrinconamiento que sufren las personas de edad avanzada ante el empuje de la sociedad, que en muchos casos les hace sentirse inútiles.

Pero también muestran su coincidencia al asegurar que las 50 fotos expuestas "invitan a adoptar actitudes de generosidad, comprensión y tolerancia". No en vano las palabras de las personas mayores se quedan fácilmente en la memoria cuando repiten aquello: "Ya llegaréis a viejos. Entonces os acordaréis".

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