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Reportaje:

Endeudados para trabajar

470 trabajadores de Amper en Getafe han tenido que pedir créditos porque llevan tres meses sin cobrar

"Por increíble que parezca, hemos tenido que pedir un préstamo para seguir trabajando", confiesa Rosa Ramos, de 36 años. Rosa es una de los 490 trabajadores de Amper Telemática que llevan tres meses sin cobrar. La situación para todos ellos comienza a ser desesperada. La mayoría ya han agotado los pocos ahorros que tenían y, para ellos, sobrevivir se ha convertido en una obsesión.Rosa Ramos lleva 19 años trabajando en la empresa, ubicada en el polígono de Los Ángeles, de Getafe (140.000 habitantes). "Media vida", asegura. Fue uno de aquellos jóvenes que entraron en Amper con 17 años y conocieron a su pareja en el centro. Miguel Robleño, su marido, de 34 años, lleva 17 en la empresa. Sin sueldo desde hace tres meses, este matrimonio debe responder a los plazos del piso y cuidar de dos hijos de ocho y tres años. Y vivir.

Rosa y Miguel pidieron "un préstamo sobre la nómina en julio, cuando se empezó a ver que la situación iba de mal en peor. Y todavía coló", cuentan. Rosa piensa en una alternativa más realista: "Podemos pedir la cuenta uno de los dos, pero con el panorama que hay ninguno estamos ansiosos por irnos al paro".

Bajas incentivadas

Una de las quejas del comité de empresa es que, mientras a la plantilla se le adeudan tres meses de sueldo, en cambio sí hay dinero para adelantar cerca del 40% de la indemnización a los trabajadores que se acojan al sistema de bajas incentivadas y abandonen Amper Telemática. El mes de septiembre ha sido especialmente fructífero en este sentido. A las necesidades propias del día a día se ha unido el comienzo del curso escolar, las matriculaciones de los hijos y la compra de los libros de texto. Setenta empleados han arrojado la toalla y han pedido la liquidación.El ejemplo contrario lo encarna José Gómez Pantigas, de 48 años, dispuesto "a aguantar hasta el final". Sus seis hijos en edad escolar deberán "apañarse haciendo fotocopias de los libros de los amigos", explica. José Gómez trabaja en Amper desde 1970 y recuerda otros momentos críticos: "Hace siete u ocho años ya pasamos una mala racha, pero esto es peor". En casa son ocho personas a las que hay que mantener y que ya han agotado todos los ahorros. A partir de ahora "vives de la familia", confiesa, no sin amargura, José Gómez. "Con esta situación se deteriora hasta la convivencia", reconoce.

Amper Telemática está sometida a un plan de viabilidad desde 1991, año en el que la plantilla era de 1.162 empleados. El objetivo era reducir a 600 el número de trabajadores en cuatro años, pero la situación de la empresa ha ido empeorando hasta que en julio la dirección dejó de pagar a los 470 operarios que quedan en plantilla.

Desde entonces, los que han decidido aguantar han tenido que ayudarse unos a otros o pedir préstamos a los familiares. Y si soportan esta difícil situación es porque, según cuentan, el futuro es todavía más negro. "Con esta edad ni te quieren aquí, ni en otra empresa, ni te jubilas", dice José Gómez. A Manuela Ibarrola, de 44 años, 25 en Amper Telemática, le sucede algo parecido. Pero la amargura de su compañero Pantigas se transforma en indignación y rabia. Ibarrola se mantiene firme en su puesto de trabajo, aunque sea como agarrarse a un clavo ardiendo. "Llevo pidiendo a la familia desde hace tres meses para poder sacar adelante a mi hija de 11 años y a mis padres, que viven conmigo".

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Obsesión personal

Para Manuela, esto se ha convertido en una "obsesión personal y familiar". "Ni duermes bien, ni comes, ni vives, y además tienes a toda la familia pendiente de lo que ocurra". Ella también ha tenido que pedir dinero prestado para poder llevar a su hija al colegio.Manuela, Rosa y José son sólo tres ejemplos entre los 490 trabajadores que todavía quedan en Amper Telemática. Pero ni son los únicos ni los más desesperados. Se les oye comentar que un compañero ha recibido una carta del banco requiriendo el pago de la hipoteca de la casa y que otro ha tenido que pedir dinero a su novia para borrar los números rojos de su cartilla.

Los empleados de Amper buscan posibles culpables: "El Gobierno, Telefónica y los malos gestores de la empresa". Su problema, explican, tiene más relación con la política que con la economía: "Si esto fuera una empresa normal, sería otra cosa, pero como es política, los políticos hacen lo que les da la gana; todo menos defender al trabajador".

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