Maragall impulsa Catalunya Segle XXI como plataforma política de carácter liberal y catalanista
La voluntad del alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, de presentarse a las elecciones autonómicas catalanas de 1996 ya tiene una traducción práctica y organizativa: Catalunya Segle XXI. Este es el nombre que ha adoptado el movimiento político y cultural, cuya consolidación y enraizanuento es la condición básica para que Maragall se decida a competir electoralmente con Jordi Pujol.Los objetivos del movimiento, cuyos documentos fundacionales han sido examinados por este diario, coinciden en lo esencial con las principales ideas expresadas últimamente por Maragall; esto es, la necesidad de ampliar la base social y cultural del catalanismo progresista, alternativo al pujolismo, a partir de la atracción hacia el proyecto de los sectores liberales de la burguesía catalana.
Catalunya Segle XXI, en las propias palabras del alcalde, remitidas a diversos interlocutores afines al proyecto, "ha de: preparar el terreno al pospujolisrno" y ha de erigirse "en una especie de Acció Catalana [escisión de la Lliga Regionalista de Francesc Cambó, formada por por intelectuales y políticos de matriz burguesa, cuyo proyecto obtuvo escaso asentimiento en la sociedad catalana], menos ingenua que la Acció Catalana de la República".
Los primeros textos de Catalunya Segle XXI, elaborados antes del verano, persiguen la convocatoria para los primeros meses de 1994 de una asamblea multitudinaria -unas mil personas- que fije las bases ideológicas y organizativas del movimiento.
De esa asamblea, habrá de surgir un consejo de notables -"un Consell de Cent" se escribe textualmente en la propuesta- formado por un centenar de personas. A su vez, ese consejo dará paso a la formación de un secretariado que elegirá la persona que encabece el movimiento.La estructura de Catalunya Segle XXI se asemeja contundentemente a la de un partido político. La posibilidad de que el proyecto -citado coloquialmente en los documentos como Acció Catalana- deviniera en un partido ha sido uno de los puntos de fricción entre Pasqual Maragall y el líder del PSC, Raimon Obiols. Para el primero, el proyecto ha de ser el embrión de una nueva formación política catalana y la fisonomía conceptual que adopte en Cataluña la renovación del socialismo. El proyecto "ha de ser nuestro big bang" [alusión al movimiento de renovación del socialismo francés, liderado por Michel Rocard], ha dicho más de una vez en privado el propio Maragall.
Para Obiols, en cambio, la plataforma no ha de ser por el momento más que un foro de encuentro de personalidades interesadas en el desbloqueo intelectual y político de una Cataluña dividida entre el pujolismo y el antipujolismo. Para Obiols, en suma, el proceso de renovación socialista y la emulsión de la Acció Catalana son dos fenómenos independientes.
A pesar de ello, Obiols, que mantuvo durante el pasado verano largas conversaciones sobre el asunto con Maragall, ha dado su asentimiento a la iniciativa del alcalde, aunque subrayando la necesidad de que la iniciativa no afecte de manera determinante a la dinámica interna del socialismo catalán.
Los proyectos de Maragall cuentan, sin embargo, con una muda reticencia: la del vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra. En sus análisis, Acció Catalana difícilmente cumplirá los objetivos de atraerse parte del voto liberal y convergente, y su hipotético desarrollo como opción política autónoma puede contribuir a la fragmentación del socialismo español.
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