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Major respalda un giro de los conservadores británicos hacia posiciones más derechistas

Enric González

El giro de los tories británicos hacia el conservadurismo más tradicional, puro y duro, quedó consagrado ayer por su líder, John Major. En su importante discursoante la conferencia del Partido Conservador, el primer ministro ensalzó los 'viejos valores' situó el orden público como prioridad y descalificó las "modas progresistas". Major, que reclamó unidad al partido, procuró congraciarse con el cada vez más robusto sector thatcherista y euroescéptico, que consiguió convertir al primer ministro en su rehén. Los tories europeístas y centristas son los grandes Derdedores.

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Antes de la intervención de Major, el ministro de Exteriores, Douglas Hurd, lanzó una llamada de atención contra "los excesivos ataques al papel del Estado, los funcionarios y el sector público" proclamados en la conferencia conservadora. Hurd, uno de los principales representantes del conservadurismo moderado, mostró su alarma ante el rebrote del populismo thatcherista y la identificación entre Estado y derroche.También intentó matizar las durísimas críticas contra la Comunidad Europea, no sólo en boca de simples delegados, sino de ministros como Peter Lilley, responsable de la Seguridad Social.

Hurd se sentía en el bando de los derrotados. El nuevo sector dominante, el thatcherista y euroescéptico, se mostraba satisfecho. Michael Portillo, secretario del Tesoro y candidato de Margaret Thatcher a la sucesión de Major, declaró que el ánimo del partido había "cambiado mucho tras el paréntesis de la ratificación de Maastricht". "Hemos recuperado el rumbo", comentó, "y volvemos a entroncar con las auténticas raíces conservadoras".

Entre los viejos principios recuperados por los tories figuraba, según Portillo, "la concepción de la Comunidad Europea como un mercado común, sin tentaciones federalistas ni proteccionismo, sin moneda únicá ni mecanismos monetarios rígidos". En la próxima cumbre comunitaria, Major debía "imponer", según Portillo, "el realismo británico frente a los sueños imposibles de algunos" de los socios europeos.

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Los europeístas, preocupados

El nuevo rumbo de Major dejó muy preocupados a los conservadores más europeístas. Alguno de ellos recordó que "no sólo la derecha puede poner en apuros al líder del partido". Michael Portillo admitió que "podría haber problemas y podrían resurgir las divisiones" en vísperas de las elecciones al Parlamento Europeo, en julio del año que viene, pero subrayó que la tendencia dominante en el partido será muy distinta a la que imperaba en el momento de Maastrichc.

Ayer, Major se puso claramente del lado de Portillo y los thatcheristas desaparecieron sus habituales menciones a la necesidad de "colocar al Reino Unido en el corazón de Europa". Major se alejó, por tanto, de centristas como Douglas Hurd y Kenneth Clarke, canciller del Exchequer. Con su supervivencia política en grave peligro, el primer ministro pareció buscar una alianza con el sector que, durante el proceso de ratificación del tratado de Maastricht, le llevó por la calle de la amargura.

El primer ministro hizo un grave llamamiento a la unidad, recordando que "las divisiones acaban llevando a la oposición". Agregó que, en cualquier caso, tenía derecho a escuchar las críticas "en privado", y no a través de los medios de comunicación. Major no se mostró dispuesto a arrojar la toalla y reclamó lealtad. "No pienso escribir mis memorias todavía, ni en el futuro próximo ni en un largo tiempo", dijo.

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