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Tribuna:ELECCIONES EN GALICIA
Tribuna
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El ingeniero Nogueira

Manuel Rivas

Galicia existe desde hace 2.000 años. Existe, se entiende, con partida de bautismo en los anales de la historia escrita. Los gallegos, por supuesto, existían mucho antes. Estrabón cuenta que llevaban largas cabelleras y eran ya aficionados a la danza y al marisco. Ahora no hay melenas, porque el conservadurismo siempre es mal entendido. El único conservador que queda es mi amigo, el rockero Suso Chapas. Lo que sí continúa manteniéndose es la devoción por el marisco. El gallego ha elevado a la categoría de lo sublime los bichos más raros del universo, como el centollo o el percebe. Como decía el gran Cunqueiro, lo primero que hace un gallego cuando ve un animal extraño es probar si es comestible.Quien recuerda que Galicia tiene 2.000 años es el candidato Camilo Nogueira, en el mitin en Santiago de la coalición formada por Unidade Galega y Esquerda Unida. Y lo hace porque el señor Rato, del Partido Popular, ha afirmado que Galicia no existía "antes de Fraga". Estamos pues en el año IV d.F., según el nuevo calendario. Rato en gallego significa ratón. Como Fraga ha llamado a Nogueira "el flautista de Hamelin", el galleguista dice que va a llevarse al rato al otro lado del Telón de Grelos.

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Es la referencia personal más fuerte que se le escucha a Nogueira, un tipo serio que practica el autocontrol y que no se desbocaría ni por un alarido. "Nosotros nunca seremos populistas", dice Nogueira, "porque una alternativa se hace con ideas y no con ocurrencias". La idea de que el mundo puede gobernarse por la razón es muy meritoria, y si no, que se lo pregunten a Galileo. Recuerda H. L. Mencken en el Prontuario de la estupidez humana que Dios concibió el diluvio como una lección perdurable. %Y acaso un año más tarde- el mismo Noé, su principal beneficiario, no yacía borracho, desnudo y bullanguero después de que el arca hubo atracado en el Ararat?".

Mientras el ingeniero Nogueira invoca la fastidiosa razón, en otras órbitas tiran con artillería pesada. Victorino Núñez, presidente del Parlamento autónomo, llama a Carlos Solchaga "subespecie de enanoide sicofante". Lo de "subespecie de enanoide" es de la cosecha de Victorino, muy osada teniendo en cuenta que él tampoco es Michael Jordan. Dicho al lado del delfín fraguista José Cuina, que es más bien currutaco, parece un acto de discriminación. Lo de "sicofante" es una aportación culta de Fraga a la campaña. Se lo llamó don Manuel al incisivo socialista Cortizo y ahora hay 53.000 personas por Galicia, que son los militantes que tiene el PP, llamando sicofante a la competencia. En un país de insultos francos, eso de sicofante es una finura que tiene un retintín fatal y que obliga a ir al diccionario. A nadie le importa, por ejemplo, que le llamen cabrón, pero ¿qué me dicen ustedes de sicofante?

En tiempos de la dictadura, Nogueira militaba en el nacionalismo duro de izquierdas. Era un brillante ingeniero de Citroen pero fue despedido tras ser detenido por la policía. La indemnización la entregó a los sindicatos. No fue rencoroso. Viaja en Citroén, es un propagandista de la marca y dice que en la factoría de Vigo se hacen los mejores coches del mundo. O sea, autocontrol. Buscó una línea de nacionalismo tranquilo, defendiendo la vía autonómica, la democracia "sin adjetivos" y al volante del europeísmo. Le pasó un poco lo que al irlandés Parnell, que le tiraron cal viva a los ojos. La nueva ley electoral de Fraga, con el tope del 5%, iba a por su cabeza. Pero las primeras encuestas dan representación a la coalición de Unidade Galega y Esquerda Unida, y el ingeniero Nogueira quiere aportar su autocontrol a un Gobierno alternativo.

Tal como está el panorama, la fe europeísta del candidato parece un exotismo. Está de moda hablar mal de Europa y da la impresión de que los únicos que a estas alturas creen algo en el invento son Felipe González, Camilo Nogueira, el apóstol Santiago y un vendedor de la enciclopedia británica que ayer llamó a mi puerta.

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