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Reportaje:

Refugio en el paraíso

Miles de extranjeros piden cada año asilo político en EE UU atraídos por el bienestar económico

Antonio Caño

Pedro jura que su historia no es una artimaña para salvar el obstáculo de la emigración. Insiste en que, cuando salió de su pueblo, en el Estado mexicano de Oaxaca, hace cinco meses, lo hizo porque su vida había sido amenazada por caciques locales. Cruzó la frontera como un mojado más, pero al ser localizado por la policía norteamericana se entregó voluntariamente y pidió asilo político. Con sólo escuchar esas dos palabras, los agentes se vieron en la obligación de conducirle hacia las oficinas de emigración de El Paso para iniciar los trámites de su caso y solicitar una audiencia con las autoridades especializadas. Eso puede llevar meses, quizá años. Mientras tanto, Pedro busca trabajo aquí y allá con la ligera esperanza de no volver nunca a su tierra.En realidad, las posibilidades de Pedro de encontrar asilo político en Estados Unidos son mínimas. De hecho, durante el año 1992 ninguno de los 223 mexicanos que pidieron refugio al norte de la frontera obtuvieron el visto bueno de las autoridades. México y Estados Unidos, cuyas relaciones siempre han sido excepcionales, negocian actualmente un tratado comercial que puede convertirlos en socios a partir del año próximo. El Gobierno de Washington no está dispuesto a reconocer violaciones a los derechos humanos en México, al mismo tiempo que negocia la creación de una comunidad de las tres naciones norteamericanas.

A lo largo de este año, el número de mexicanos que ha seguido los pasos de Pedro ha aumentado espectacularmente. Sólo en el mes de agosto ha habido más de 800 solicitudes de asilo político. Entre octubre de 1992 y julio pasado, 5.423 ciudadanos de México pidieron refugio en este país. Fuentes de la oficina de emigración creen que, siguiendo el paso de los haitinos, cada vez un mayor número de mexicanos solicita asilo con el pretexto de que las condiciones económicas de su país les impide vivir allí. Las autoridades norteamericanas temen que, si ese ejemplo cunde, puede crearse una situación inmanejable en la frontera.

Razones políticas

Aproximadamente la mitad de los mexicanos que hasta ahora han solicitado asilo aducen razones puramente políticas y dicen huir de amenazas y violencia incontrolada: miedo al Partido Revolucionario Institucional por militar en partidos de oposición y desarrollar actividades sindicales, miedo a grupos de delincuentes, disputas entre vecinos, corrupción de la policía local y miedo a los narcotraficantes.El caso de los mexicanos es sólo uno más en la larga lista de extranjeros que cada día entran en Estados Unidos en busca de asilo político. En 1992 fueron 103.964 las personas, muchas de ellas procedentes de países con sistemas políticos democráticos, que pidieron refugio. Al término de ese año, el número acumulado pendiente de decisión era de 219.016, repartidos de la siguiente forma: Guatemala, 69.932; El Salvador, 45.227; Nicaragua, 21.687; Rusia, 7.631; Haití, 5.632; Filipinas, 4.955; Rumania, 4.577; China, 4.344; Cuba, 4.203; Liberia, 4.125; Pakistán, 3.623, e Irán, 2.388. Pese a las transformaciones políticas ocurridas en el mundo en los últimos años, todavía hay más de 60 naciones en las que los ciudadanos se sienten perseguidos por sus ideas.

Las leyes norteamericanas obligan a recoger a todos los que consigan poner pie en suelo norteamericano y a iniciar un proceso judicial para decidir sobre cada caso. El más notorio refugiado político en la actualidad, Omar Abdel Ramán, el clérigo ciego al que se acusa de estar vinculado a la red terrorista de Nueva York, vive en Estados Unidos acogido a esas leyes. Otros 596 egipcios están en sus condiciones.

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