Un incómodo militante socialista
Su puesto al frente de UGT se trocó en un campo de minas desde que el PSOE ganó las primeras elecciones
Nicolás Redondo es ahora un simple militante del partido socialista, al que presumiblemente se le recuerde por sus enfrentamientos con la dirección y por las dos huelgas generales que convocó y se olvide que ha protagonizado un capítulo importante en la historia del PSOE. Se va dejando muchos frentes abiertos -el pacto social y la crisis de las empresas del sindicato-, pero nunca ha encontrado el momento oportuno desde que hace seis años se produjera la ruptura de relaciones entre la central y el partido socialista. Su cómodo puesto al frente del sindicato, se trocó en un campo de minas desde que el PSOE ganara las primeras elecciones generales en 1982 y empezaran las discrepancias con la política económica.Hace cuatro años, antes del anterior congreso de UGT, pensó que era el momento de la retirada, pero hacía apenas un año que había tenido lugar el 14-D, la huelga general de 1988, que provocó la mayor crisis vivida por un gabinete socialista, según reconoció entonces el presidente del Gobierno, Felipe González. Redondo optó por esperar momentos más serenos.Ayer comentaba que su marcha acontece "cuando se produce una profunda crisis de la izquierda" y, ciertamente, se avecinan tiempos difíciles para el sindicalismo. Otro reto que tendrá que afrontar su sucesor.
Redondo tiene ahora 66 años y tendrá casi 67 cuando se produzca su efectiva retirada en el congreso de abril. El argumento de la edad es el que ha esgrimido para dar paso a un nuevo líder. Nació el 16 de junio de 1927 en Baracaldo (Vizcaya) y llegó al sindicalismo desde su puesto de obrero metalúrgico en Astilleros Españoles.
De familia socialista y sindicalista, Redondo ingresó en 1945 en UGT y en las Juventudes Socialistas. Durante el franquismo fue detenido 14 veces y desterrado a Las Hurdes (provincia de Cáceres) por un periodo de dos meses en 1968.
En 1970 entró a formar parte de la Comisión Ejecutiva de UGT y del PSOE. En 1976 resultó elegido secretario nacional de UGT, tras haberse negado a asumir el liderazgo del PSOE dos años antes, en 1974, fecha en la que se celebró el Congreso de Suresnes (Francia). Este Congreso, que fue crucial para los socialistas, también lo fue para Redondo, que promovió a Felipe González y Alfonso Guerra como secretario y vicesecretario del PSOE, respectivamente.
Nicolás Redondo resultó reelegido secretario general en los sucesivos congresos de UGT en 1980, 1983, 1986 y 1990, aunque poco antes del congreso de 1986, a los 59 años, manifestara a sus íntimos su intención de irse. En el sindicato, sus dos hombres de confianza han sido José María Zufiaur, ideólogo y estratega de las relaciones externas de UGT, y Antón Saracíbar, el cocinero, organizador que le soluciona todos los problemas internos de la central.
Los conflictos con el PSOE durante la década socialista han sido frecuentes. Las primeras divergencias con Felipe González, surgieron ya en los primeros años en temas como la aplicación de la jornada de 40 horas, el salario mínimo de los jóvenes, la Ley de Pensiones de 1985 y el referéndum de la OTAN. Pero el punto de inflexión se vivió en 1987, cuando Nicolás Redondo -que había sido diputado por Vizcaya en todas las legislaturas democráticas- y Antón Saracíbar, abandonaron sus escaños en discrepancia con los presupuestos del Gobierno. La abstención del sindicalista en la votación sobre la Ley de Pensiones, las sugerencias del Gobierno de propiciar el despido libre, y el rechazo de Redondo a que el Banco de España se inmiscuyera en la política laboral, habían precedido el abandono de su escaño.
A partir de este momento, las diferencias se agrandaron. En su intervención en el Congreso del PSOE de 1988, Redondo afirmó que no estaba clara la existencia misma de un proyecto socialista y el 14 de diciembre del mismo año, UGT y CC OO convocaron una huelga general contra la política económica del Gobierno.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.