Falta de solidaridad

Jueves, 16 de septiembre de 1993. Son las 10.20 horas y me dirijo a comprar el periódico, como todas las mañanas, antes de desayunar. En mi camino al quiosco veo al portero de un bloque de viviendas cercano al mío (en Guzmán el Bueno esquina a Islas Filipinas) pidiendo socorro. Tras unos segundos de sorpresa, escucho al portero decir llama a Paco", con lo que me convenzo de la veracidad del hecho, que en un principio creía una broma entre amigos. intento localizar a Paco, que no sé quién es, y pido ayuda a los porteros vecinos, que no responden, en principio, a ella. Decido entonces llamar a la Policía Municipal, que responde a mi llamada diciendo que ya vienen hacia aquí. Más tranquilo, me dirijo al quiosco, ya que por miedo no me atrevía a acercarme al portal. Hasta aquí, todo muy normal; entonces, me cruzo en mi camino con una pareja de municipales, a los que pido ayuda y encomiendo a que se dirijan al portal donde les digo que están atracando a alguien. Me contestan que se van a dirigir a la esquina, donde hay un coche patrulla, y que ahora van todos al lugar de los hechos. ¡Sencillamente increíble! Desde esta sección se ha clamado mucho ante la falta de solidaridad de los ciudadanos, lo cual es discutible, pero que esta falta de solidaridad y prestación de un servicio esencial, para el cual pagamos todos, sea real como la vida misma, me parece irreal y digna de pertenecer a una pesadilla. Pero no, estoy despierto, porque tengo el periódico de hoy en mis manos-