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Reportaje:

Blancas, ricas y preocupadas

Hillary Rodham se convierte en la bestia negra de las mujeres conservadoras en Estados Unidos

Antonio Caño

Inmediatamente después de que Hillary Rodham Clinton transformara el Capitolio en un escenario de Broadway para coronarse corno superestrella nacional, grupos de mujeres conservadoras y los principales dirigentes de la derecha del Partido Republicano han pasado al contraataque para frenar la que ellos consideran nefasta influencia de la primera dama sobre la sociedad norteamericana.La organización Mujeres Preocupadas por América, que reúne a 600.000 norteamericanas en todos los Estados del país, celebró el pasado fin de semana un congreso en Alexandria, una ciudad de los suburbios de Washington, en el que se denunció que Hillary Rodham pretende convertirse en "la institutriz de la nación".

En el congreso hablaron las principales figuras conservadoras del país: el ex ministro Jack Kemp, la figura mejor situada actualmente para aspirar a la candidatura presidencial; el juez negro Clarence Thomas, conocido por su duelo con Anita Hill; Patrick Buchanan, el comentarista que sorprendió con fuerza en la pasada campaña electoral, y William Bennett, ex ministro y director de la principal revista de pensamiento conservador, The New Republic.

En el último número de esa publicación apareció un artículo que defendía la llamada "familia tradicional" y que, con repugnante ironía, decía sin embargo que la poligamia puede ser buena por dos razones: primero, porque, al ser los más ricos, más inteligentes y más fuertes los que más acceso tendrían al mercado de mujeres, la sociedad se depuraría. Segundo, saldrían beneficiadas las mujeres pobres, puesto que las ricas llegarían a acabarse o envejecer, y los hombres tendrían que incorporar a su harén a las pobres.

En la lista de "tendencias negativas a combatir" elaborada en el congreso de las Mujeres Preocupadas por América se encuentran: el aborto, la pornografía, la homosexualidad, la nueva surgeon general (un puesto muy importante en la política sanitaria del Gobierno), la negra Joyselyn Elders, ferviente proabortista; los programas de televisión, los vídeos musicales, la "prensa liberal", las clases de yoga, meditación y otras "influencias de nueva ola" en las escuelas.

Las reuniones, en las que era notable la ausencia de negras y otras minorías, exigió al Gobierno el apoyo económico a las escuelas religiosas, aunque, en general, las Mujeres Preocupadas se quejaron del aumento de la intervención estatal en todas las demás áreas.

El principal blanco de las críticas fue, desde luego, Hillary Clinton, a quien uno de los columnistas conservadores, Robert Novack, ha acusado de querar implantar "una medicina socializante". William Bennett advirtió que no hay que dejarse engañar por el estilo amable y conciliador exhibido por la esposa de Bill Clinton en el Congreso, y protestó por la actitud de algunos diputados republicanos que "capitularon" ante la primera dama.

Afortunadamente para Hillary Rodham, su esfuerzo de la pasada semana ha tenido impacto positivo en otros sectores. Otras organizaciones de mujeres dicen que la actuación de Hillary abrió una época de nuevo feminismo en la que prima el trabajo y los conocimientos propios sobre la denuncia de las discriminaciones sociales. Tal vez también inspiradas por el pensamiento de Hillary, varias compañías importantes, entre ellas Apple y Warner Bros, anunciaron estos días que sus seguros médicos incluirán también a los compañeros de sus empleados homosexuales.

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