Culto al 'fótomatón'
"Todo el mundo se creía que la revista se hacía en Barcelona. Nadie se imaginaba que fuera de Madrid, era demasiado moderna y con una estética muy cuidada", recuerda Pablo Pérez Mínguez. "La verdad es que era en Barcelona donde más se vendía, y como en Madrid todavía no había empezado lo que se llamó la movida, pues nadie se creía que fuera de aquí"."Nosotros queríamos las fotos que las grandes revistas jamás publicarían. Imágenes desenfocadas, técnicamente inaceptables, pero con vida. Luego teníamos una sección abierta en la que cualquiera enviaba una foto suya y un texto".
Entre los espontáneos está un casi irreconocible Pedro Almodóvar, que, recién Regado a Madrid, envió dos fotos suyas de fotomatón y un texto enloquecido. La broma se publicó y hoy se expone. "Las fotos de fotomatón nos encantaban", dice sonriente Pérez Mínguez, como si este subgénero fotográfico fuera un arte en sí mismo. Y repite: "Todo vale, eso era lo importante".
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