Bhutto concurre como favorita a los comicios organizados por el Ejército en Pakistán
Pakistán, en una de las muchas paradojas de su historia, celebra el miércoles unas elecciones generales organizadas por el Ejército. Después de décadas de ley marcial y militares apoltronados en el poder, ahora son precisamente los uniformados los que han salido en defensa de una democracia amenazada por la corrupción de la clase política y las feroces luchas partidarias. La población considera que la presencia de al menos un soldado ante cada una de las 116.000 urnas garantizará la limpieza de los comicios. Benazir Bhutto, líder del Partido Popular del Pakistán (PPP), parte como favorita en unas elecciones en las que la derecha tradicional aparece más dividida que nunca.Nawaz Sharif, líder de la Liga Musulmana de Pakistán (PML) y su principal contendiente, tiene en común con ella que ambos fueron primeros ministros -Bhutto, de 1988 a 1990, y Sharif, de 1990 a 1993- y que ambos perdieron la jefatura del Gobierno por corrupción y por enfrentarse al ex presidente Gulam Ishaq Jan. Ni uno ni otro han tenido ni tan siquiera la deferencia de lavarle la cara al partido y concurren a las elecciones prácticamente con la misma gente que en las anteriores, lo que ha provocado un sentimiento generalizado de abulia que puede transformarse en una abstención superior el 60% de los votantes.
"Si a los paquistaníes nos preguntasen qué queremos hacer con nuestros políticos, una gran mayoría responderíamos que echarlos a la calle definitivamente", señala Jawaja Giasudin, director de una agencia de viajes. Según Giasudin, hasta que no se cambie totalmente el sistema político, Pakistán no podrá progresar. "De estas elecciones volverá a salir un Gobierno débil, que seguirá sin introducir los cambios que el país necesita y que nos conducirá inevitablemente a otras elecciones en dos años", murmura.
El único que parece haberse ganado a los paquistaníes es el actual primer ministro, Moin Qureshi, un tecnócrata salido del Banco Mundial que ha revolucionado la vida política paquistaní en los dos meses que lleva al frente de este Gobierno de transición, acordado por mediación del Alto Estado Mayor entre Ishaq Jan, Bhutto y Sharif para poner fin a la crisis de poder.
Denuncias de corrupción
Qureshi se ha dedicado a denunciar a sus predecesores por pagar Pavores electorales con las tierras de cultivo y los terrenos de construcción del Estado. Ha dado nombres y apellidos y ha exigido la devolución de éstos. Igualmente ha sacado listas enteras de gentes que por las mismas razones han obtenido créditos sin intereses o en condiciones muy favorables y que, a pesar de ello, siguen sin devolverlos al Banco Nacional. Ha confirmado que las elecciones pasadas fueron Financiadas con el narcotráfico; ha encarcelado a 10 barones de la droga y ha prometido a las mujeres la devolución de los 20 escaños que tenían en el Parlamento y que fueron abolidos por Sharif."Qureshi tiene las manos libres porque no tiene ningún partido detrás de él. Ésto le ha permito romper con toda una tradición de enjuagues, pero no es una política realista. No se puede pasar en un par de meses del grado máximo de corrupción al máximo de limpieza. Muchas de sus órdenes se perderán en el nuevo Parlamento. Su gestión ha sido positiva. El país necesitaba un golpe de efecto para volver a ponerse en marcha, pero aunque él diga lo contrario lo hace con fines electorales y pretende con ello ganar las elecciones indirectas a la presidencia, que se celebrarán en noviembre", afirma un funcionario paquistaní.
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