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Los disturbios debilitan a Yeltsin en su pulso con el Parlamento

Un policía muerto, dos agentes heridos graves y decenas de contusionados fue ayer el resultado de los violentos disturbios en Moscú. Los simpatizantes del Parlamento asediado usaron palos y tubos de hierro contra la policía mientras incendiaban barricadas y volcaban vehículos. Las algaradas, laas más graves desde el 21 de septiembre, cuando Borís Yeltsin disolvió el Parlamento y convocó elecciones, debilitan la posición del presidente ruso en su negociación con los diputados.

El vicepresidente Alexandr Rutskói pidió ayer a los ciudadanos que se echen a la calle para impedir que Yeltsin consume la liquidación del poder legislativo. "Levantaos y uníos a la lucha contra la dictadura", dijo en su llamamiento a los rusos.La mediación de la Iglesia ortodoxa rusa ha conseguido sentar en la misma mesa a representantes del Ejecutivo y del Legislativo, pero no la firma de un acuerdo que ponga fin a la crisis. La comisión negociadora que trata de buscar solución al conflicto dio ayer pasos importantes hacia unos acuerdos que favorecen poco al presidente.

El impulso que la disolución del Parlamento por decreto dio a la posición del presidente Yeltsin se ha esfumado. Aunque sólo queden 160 diputados atrincherados en la Casa Blanca, su resistencia parece demostrar que Yeltsin no está dispuesto a cargar con la responsabilidad de desencadenar un ataque armado para expulsarlos por la fuerza.

La única salida pasa por un pacto, y la negociación se desarrolló ayer en términos favorables a los diputados, mientras la jerarquía ortodoxa pidió a los rusos que recen por su país.

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